Traigo que está Madrid que tira 'bocaos'. Parece primavera. El impulso de las niñas cuando cruzan la calle, la fiesta de un príncipe africano, el atasco en la rotonda loca, los rayos leves de sol que de tan últimos, parecen los primeros. Madrid está más abierta que nunca. Tiene la ciudad esa belleza de Macarena soplando la vela de su cumpleaños. Después sale a la calle del primer día de restricciones y dice: "Qué bonito está el día, papá".
Hasta va a ir el Rey a Barcelona, con el permiso de Moncloa y si el tiempo lo permite. La presidenta de Nueva Zelanda -cuánto ganaría llamándose Nueva Zelandia-, dice que su presidente preferido es Pedro Sánchez. Es que es bonito de lejos, y de cerca, también. No es que Sánchez sobreviviera, es que vamos a ver si sobreviven los demás. Trump a su lado es la vieja del visillo. Isabel Díaz Ayuso empieza a parecerse, no sé, a un personaje de una canción de Maná. Todos marchitan a su lado.
Le están bien los trajes y el Ibex. El miércoles presentará el Plan de Recuperación y Resiliencia de la Economía Española. Yo le añadiría el Plan de Resilencia Wabi Sabi, que es un término japonés que significa belleza en la decadencia. Hasta ha salido Zapatero a bendecir el acuerdo con Bildu dice "pese a los sentimientos del pasado", nada, aquella cosica que ya pasó y presupuestos a la mar. El Wabi Sabi contempla lo auténtico con tres condiciones: nada dura, nada está contemplado y nada es perfecto. Los poetas japoneses te hacen la crónica del sanchismo. El jueves fallan el Nobel de Literatura; no digo más.
