El cuaderno de Chapu: Geometría absoluta
Traigo que Carles Puigdemont, el primer hombre en confinarse, va a crear un nuevo partido político.
Se inventó una república, una embajada en Waterloo, un exilio, un Estado de derecho y ahora sin se va a inventar un partido política de recortables. Va uno haciendo cada vez más pequeños los países, las ideas y los partidos, hasta llegar al ideal de una nación para cada persona. Como esa gente que con la edad coge la manía de dormir solo, emancipado de sí mismo.
Yo creo que Sánchez tiene más colchones en La Moncloa que los que hay en una tienda de camas. Ahora pretende que le apoyen Podemos, Ciudadanos, el PNV, Esquerra Bildu, el PP y Miley Cyrus. A esta cosa le ha llamado no ya la geometría variable geometría absoluta, porque Sánchez va a todas las velocidades, ocupa todos los volúmenes, adquiere multitud de formas y estados, se convierte en víctima a la vez que saca pecho. Llega tarde a las pandemias y a las pandemias. Llega cuando tiene que llegar.
Fernando Simón ha dicho tantas cosas sobre las mascarillas que da para una generación literaria. Tuvimos la generación del 98, la del 27 y se viene la del N95. Ha dicho Simón que hay que llevar la mascarilla quirúrgica porque es la altruista y no la FFP2, que es egoísta. Ya no sabe uno cuál es la generosa, cuál es la mascarilla egoísta, la sensible, la romántica, la conservadora Rosalinda Hanseática, rotunda, melancólica, platónica, palaciega, capciosa, libérrima, iracunda, caviló anacoreta y un poquito casquivana.
La mascarilla Simón ha llegado a decir de todo, salvo pedir que la gente se las pusiera cuando se las tenía que poner la brújula con destino.