Es extraño que alguien nazca este concierto de sirenas de ambulancia. Qué raro este bebé entre los 25.000 muertos.
Traer a un hijo al mundo siempre es un acto enloquecido porque cuando le das la vida a alguien de alguna manera también le estás dando la muerte. La aguja de los monitores que la matrona colocó en el vientre de su madre araña el papel con la fiebre de un sismógrafo. Una de las experiencias más radicales de la vida consiste en escuchar el coraZón de tu hijo, pues en adelante tu latido está condicionado por el suyo.
Pero aquí hemos venido a vivir. Por momentos, desde la ventana de la habitación del hospital Madrid parece la de siempre: crepuscular y provinciana . Tarde de mayo sobre las azoteas. El sol blanquea las sábanas que tiende una joven sin saber que la observo. Solo la residencia de ancianos frente a la maternidad recuerda lo que nos ha pasado. Aquí naciendo tanto, allá muriendo tanto, como si vivir consistiera en cruzar la calle. La vida es un momento, pero qué momento.