Hay quien piensa que cuando hay sesión en el Congreso, Peláez se queda a dormir ahí dentro por eso de ahorrar. Pero llegan rumores de que eso es falso. Que, en realidad, él lo hace por vocación, porque quiere ser como Daoiz y Velarde, parte del mobiliario.
José Peláez nos cuenta que hay un poco de todo. "Tu piénsalo bien, a ver, qué mejor sitio puede haber en Madrid para quedarse a dormir que la plaza de las cortes. Yo podría ir a otros sitios, no es cuestión de ahorro, es cuestión de puro amor al parlamentarismo.Es pasión lo que yo tengo por el legislativo. Y por Bilbao, por cierto. No sabes que envidia me das, uno de mis lugares favoritos del mundo sin duda y a donde me escapo en cuanto puedo.
Y sin embargo…aquí me hallo, hambriento y acuclillado en el escaño de José María Figaredo, que es un poco como estar posando en la parte de debajo de las fotos del equipo de futbol, pero sin ningún motivo. Son ya míticos sus enganchones con María Jesús Montero. Y es que yo creo que representan exactamente lo contrario. Montero es fundamentalmente una señora que grita. Figaredo es un chico que calla. Ella es andaluza, pero él es asturiano. Así que tenemos un duelo entre derecha e izquierda, entre hombre y mujer, entre un silencio tenso y un ruido constante como de puerta que chirría. Algún día tendremos que hablar de Montero, un genero literario en si misma.
Por cierto, que no te he contado que tanto ella como Teresa Ribera, que cada día se parece más a uno de los marismeños, tienen en la mesa algo así como un curriculum. Es un papel con una foto a la derecha. Al principio pensé que era el suyo, el de Ribera, para ser comisaria europea. Luego pensé que quizá estaban buscando sustituto para el ministerio. Pero al vérselo a las dos creo que es que les preparan la replica a las preguntas con una foto de su interlocutor, para que sepan quien es y no respondan a un señor de Bilbao que pase por allí y se coma el marrón. Habrá que investigarlo.
Pero te decía que estoy donde Figaredo, que veo que no me centro. Figaredo….es….como te diría yo. Como si Carlitos el de Cuéntame se estuviera convirtiendo en lobezno. Se esta dejando unas patillas ahora que ni Curro Jiménez. Está haciéndose mayor, como si mandas al chaval a hacer la mili en regulares y cuando vuelve abre los botellines con los parpados. Yo creo que por eso mete esas leches al micrófono, un poco como si fuera un drive de derechas. Muy de derechas.
El tipo declama serio, con un tono como blaspiñarista, así como si todo fuera muy grave y definitivo. La pregunta que haga luego da un poco igual, la cosa es que todo suena como al libro de los proverbios dicho por un capellán de infantería. Se ha echado unas gafas de Harry Potter y como tiene el pelo un poco largo ahora parece John Lennon, pero en lugar de cantar Imagine, que no la soporto, quizá como si se fuera a poner a cantar el tema 34 de la oposición al cuerpo de abogados del Estado.
Iba a decir que nunca se ríe, como Pepa Millán, que está a su lado. Pero es falso. Hoy les he visto reírse, estaban relajados, felices, veraniegos. Y me ha dado tanta alegría que me he venido para acá a ver si se me pega algo de la alegría.
Y ha funcionado tanto que según estaba hablando me he venido a la cantina, quizá por eso oigas ruidos. Aunque también te digo que donde me iba yo ahora mismo es a Bilbao a por unos de esos triángulos de Eme, o a por un bacalao al club ranero o a por una tortilla en los recreativos Concha, que si no sabes lo que es… bueno, tu pregunta por allí. Que el parlamentarismo está bien. Pero Bilbao siempre esta muchísimo mejor".