"Soy profesora de enfermeras, y también madre y recientemente abuela. Esta maravillosa experiencia no sé por qué me hace pensar en las enfermeras, en muchas alumnas mías que siguen en primera línea de esta lucha.
Ahora que la pandemia empieza a remitir, me pregunto qué va a ocurrir con todas ellas. Acudieron sin demora a poner sus habilidades, conocimientos e incluso escasa experiencia. Cuando finalizan estudios, las enfermeras tienen que formarse y continuar haciéndolo durante años. No es fácil ser enfermera de pacientes críticos. Gracias a esa excelente labor, han contribuido a la curación de miles de pacientes.
No habría sido posible luchar contra el virus sin una enfermera que sabía manejar las bombas, los respiradores, que saben ver alteraciones. Ellas son imprescindibles y mucho me meto que cuando los aplausos se vayan diluyendo volverán a su invisibilidad.
En estos momentos, pienso en mis nietos tan pequeños, cualquiera sabe cómo orientará su vida. Quiero creer que cuando lleguen a esa edad, cualquiera que sea su elección, piensen en su abuela enfermera, porque esta profesión ya está en el lugar que se merece. Gracias compañeras, sin vosotras no estaríamos donde hoy nos encontramos".