Hay que pedir la vez y querer darla.
Guardar las apariencias y las colas.
Más manos a la obra y menos charla.
Dejar de meter tripa y sacar bola.
La suerte y la ocasión hay que buscarla
también donde no alumbran las farolas.
La realidad no sólo hay que soñarla.
Vivir es algo más que saltar olas.
Hay que colgar en perchas la pereza
y envolver la mentira en un sudario.
Encontrar bajo el barro la belleza.
Pasar la página del calendario.
Reinventar el arqueo de las cejas,
las muecas de alegría y de dolor,
Aprender a aplaudir con las orejas
y a hacer el pino como un extintor.
Hay que pedir responsabilidades
y asumir que algo habremos hecho mal
consintiendo tantísimas maldades
de tanto delincuente habitual.
Basta ya de llorar y no echar gota,
De vivir en el todo por la pasta.
De parecer los únicos idiotas.
De ser las víctimas de tanto plasta.
Hay que recuperar la buena estrella,
la buena letra, la mejor opción.
Que el futuro sea blanco y en botella,
es decir, la leche, sin interrupción.