La liberación por las fuerzas ucranianas de la mayor parte de la región de Járkov y el repliegue de las tropas rusas en lo que supone la mayor derrota en cinco meses, dificulta de sobremanera el objetivo declarado del presidente ruso, Vladímir Putin, de tomar toda la provincia de Donetsk y asegurar el control sobre la de Lugansk.
Las tropas ucranianas han liberado "cientos de ciudades y aldeas" en los 201 días de guerra, dijo el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, en esta tercera fase de la invasión rusa, especialmente en la región oriental de Járkov y en el sur.
Francisco José Gan Pampols, teniente general en la reserva, explica en La Brújula el impacto de este movimiento y lo que puede suponer: "El revés más importante fue el fiasco en tomar Kiev que es lo que le costó más vidas y pérdidas de material. El acierto de Ucrania ha sido un plan de operaciones en el que ha combinado dos esfuerzos, el que inició en el sur y otro que nadie tenía previsto en la región del noreste. Esto ha sido un plan extraordinario con un secreto operacional excepcional. Han hecho que Rusia creyera que el esfuerzo de Ucrania en el sur era el definitivo y no solo no ha sido así, sino que el esfuerzo en Jarkov no ha sido ni detectado ni mucho menos considerado. La sorpresa operacional ha sido total y habrá que estudiarlo en el futuro"
Destaca que a nivel moral esto ha golpeado a Putin y a su credibilidad cada vez más en entredicho no solo en sus detractores sino en los que eran partidarios de la guerra: "Además del golpe militar de equilibrar el frente, el golpe moral de una acción ofensiva de este calibra con una retirada desordenada de Rusia, habla de moral de derrota".
"Esto no significa que haya acabado la guerra ni que Ucrania la haya ganado. Puede haber una guerra total que es emplear todo lo que uno tiene para alcanzar lo que se propone", finaliza.