Actualmente, en España, más de 784.000 profesores imparten clase a 8,3 millones de alumnos en etapas preuniversitarias. Sin embargo, el sector educativo enfrenta desafíos urgentes que llevan años en espera de solución. La reforma del profesorado, negociada desde este martes por el Ministerio de Educación y los principales sindicatos, busca responder a estas demandas. Francisco González, presidente de la Asociación Nacional de Profesionales de la Enseñanza (ANPE), subraya la importancia de este proceso.
Un cambio esperado desde hace décadas
“Llevamos más de 30 años esperando una norma marco que ponga orden en las realidades diversas de nuestra profesión según el territorio donde se desempeña”, explica González, quien considera esencial la creación de un Estatuto de la Función Pública Docente para establecer condiciones homogéneas y dignas para los profesores.
Según González, el debate sobre la reforma debe abordar cuestiones inmediatas. “Es necesario reducir el horario lectivo, bajar la ratio de alumnos por clase y combatir el exceso de burocracia que enfrentan los docentes en su día a día”. Además, destaca un problema que afecta directamente a la comunidad educativa: la salud mental.
“El bienestar emocional y la salud mental son preocupaciones que no solo afectan al profesorado, sino a toda la comunidad educativa. Muchas veces, el profesor se enfrenta a situaciones para las que no está preparado, como la administración de medicamentos, crisis emocionales en adolescentes o incluso la prevención del suicidio”, afirma. ANPE propone la incorporación de personal especializado, como enfermeras escolares, para apoyar al profesorado en estas situaciones complejas.
González destaca que este cambio requiere la colaboración de múltiples actores, como el Ministerio, las comunidades autónomas, universidades y sindicatos. “No se puede seguir mirando hacia otro lado. Es una realidad social que se traslada a los centros educativos y debe ser afrontada con garantías para todos”, concluye.