El descubrimiento de un presunto campo de exterminio y fosas de una organización criminal en Jalisco (México) ha desatado una ola de indignación y movilizaciones en todo el país.
La Fiscalía de Jalisco ha publicado esta semana la actualización de los objetos encontrados en el rancho del municipio de Tenochtitlan, entre los que figuran 1.300 prendas y accesorios hallados junto a hornos crematorios, restos óseos y fosas en un lugar que se presume que sirvió durante años como sede de operaciones del cártel Jalisco Nueva Generación, uno de los grupos criminales más poderosos de México.
Según explica en La Brújula el experto en seguridad David Saucedo, algunos jóvenes que han logrado escapar de ese infierno han contado que en ocasiones se les obligaba a la ingesta de carne humana y se cree que pueden existir más centros como este en la región.
El espeluznante hallazgo ha vuelto a colocar en primera línea una de las tragedias más terribles que asolan el país desde hace años: el drama de las desapariciones.
En México se estima que hay registradas más de 5.600 fosas clandestinas. Según Amnistía Internacional, en el país desaparecen de media unas 30 personas al día. Según datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, una base de datos gestionada por el Gobierno de México, desde 1960 el país acumula más de 120.000 personas desaparecidas.
