Alberto Aparici que quiere empezar hoy su sección citando a un clásico. Va de citar a Giovanni Bocaccio y su obra más famosa, El Decamerón.
"Digo, pues, que ya habían los años de la fructífera Encarnación del Hijo de Dios llegado al número de 1348 cuando a la egregia ciudad de Florencia, nobilísima entre todas las ciudades de Italia, llegó la mortífera peste. Y no valiendo contra ella ningún saber ni providencia humana ni valiendo tampoco las humildes súplicas dirigidas a Dios por las personas devotas, casi al principio de la primavera del año antes citado empezó horriblemente y en asombrosa manera a mostrar sus dolorosos efectos".
Esto es un relato de alguien que vivió en primera persona la pandemia más letal de la historia: la Peste Negra, que asoló Europa y el mundo a mediados del siglo XIV. Y hoy estamos un poco más cerca de entender cómo ocurrió todo aquello, gracias a un artículo publicado en Nature que identifica dónde se originó la cepa de esta pandemia en concreto.
¿Cuál es el causante de la peste?
En este caso es una bacteria que se llama Yersinia pestis y que normalmente no está en contacto con los humanos y no vive dentro de humanos. Su “hábitat” es el interior de ciertos roedores y de sus pulgas, que toleran más o menos bien a la bacteria. Esos roedores viven en estepas o montañas y no son las ratas: a las ratas Yersinia las mata bastante rápido; son marmotas, hamsters y otras cosas. Hay poblaciones de roedores que tienen a Yersinia en casi todos los continentes (en Europa no), pero fíjate si no entra dentro de los planes de la bacteria infectar a los humanos que sólo ha ocurrido tres veces.
¿Sólo tres veces?
Sí. En las zonas donde viven estos roedores hay todos los años un goteo de casos aislados, pero en toda la historia (conocida) sólo tres veces se ha convertido en una pandemia: en el siglo VI, en el siglo XIV (la Peste Negra) y en el siglo XIX. Son las tres pandemias de peste; eso sí, una vez Yersinia entra en las ciudades cuesta mucho sacarla, porque se esconde dentro de otros animales y resurge cada 20 ó 30 años, cuando ha crecido una nueva generación que no tiene inmunidad. La pandemia del siglo VI estuvo coleando durante 250 años, y la del siglo XIV, más de 400. La del XIX, ya con antibióticos y control de las poblaciones de ratas, la paramos en sólo 100 años.
La Peste Negra. Llega a Italia en el año 1348. Pero ¿de dónde vino?
Llegó de Constantinopla (actual Estambul) llevada por marinos genoveses. Constantinopla había sido golpeada en el año 1347. Y sabemos que a Constantinopla llegó desde las estepas del norte: en 1346 estaba causando estragos en Astraján, al norte del Mar Caspio. Pero más atrás de eso no sabíamos llegar. Teníamos una pista: unas tumbas cristianas en el centro de Asia, en el actual Kirguistán, que databan del año 1338 y en cuyas lápidas se hablaba de una “pestilencia”. Pero no sabíamos si era la peste u otra cosa.
¿Y qué es lo que ha hecho este artículo de Nature?
Lo que el siglo XXI nos permite: hacer de CSIs y analizar el ADN de esas tumbas. En tres de ellas se ha encontrado ADN de Yersinia pestis, pero no sólo eso: se ha visto que esas bacterias de 1338 fueron las patriarcas de la Peste Negra.
Básicamente, se sabe que muchas de las Yersinias modernas (hoy, en el siglo XXI) pertenecen a cuatro linajes diferentes. Se sabía también que la cepa que provocó la Peste Negra era hermana de uno de esos linajes. Y se sabía que esos cinco linajes se separaron en algún momento de la Baja Edad Media. Bueno, el ADN de estas tumbas kirguises sitúa a esas bacterias de 1338 como el antepasado de las cinco ramas. Básicamente este artículo demuestra que algo ocurrió en Asia Central en la primera mitad del siglo XIV que generó cinco linajes súper exitosos de Yersinia. Uno de ellos fue tan exitoso que mató a más de 100 millones de personas. Ahora tenemos al cerebro de la operación, y lo hemos cogido con las manos en la masa.
¿Y se sabe qué es lo que pudo ocurrir para producir esa cepa tan virulenta?
No, eso sigue abierto a debate. A ver, hay ideas razonables: se sabe que en condiciones normales los roedores no tienen grandes cantidades de Yersinia en su cuerpo, y por lo tanto las pulgas tampoco. Se sospecha que para que la bacteria “escape” de las comunidades de roedores hace falta que se produzca cierta superpoblación: varios años con mucha comida, de forma que haya muchos roedores, y cuando la comida deje de ser abundante Yersinia atacará a los más débiles, que terminarán llenos de bacterias y listos para contagiársela a todo el mundo. Se sabe también que el siglo XIV vivió un descenso de las temperaturas, que pudo desestabilizar el ecosistema de los roedores y atraerlos a las ciudades de los humanos… Todo esto dibuja un escenario plausible en el que un cambio climático produce un aumento de las poblaciones de roedores, lo cual permite que la bacteria se reproduzca a lo loco, y encima cerca de los humanos. Pero no podemos estar seguros de si fue realmente así. Lo fantástico de este trabajo es que nos dice dónde hay que mirar: ahora sabemos que el secreto de la Peste Negra pasa por las estepas de Asia Central, entre el año 1300 y 1338. El siguiente paso está claro: hay que ir ahí y seguir entendiendo esta época.