En esta sección hemos comprado y vendido de todo a cambio de ovejas, conchas, monedas de oro, billetes de papel chino, bitcoins… Ahora, volvemos a los bancos centrales, que no quieren que sus monedas nacionales queden atrás en la innovación dineraria.
¿Vamos a tener criptoeuros? ¿o eurocoins?
Tanto la FED como el Banco de Inglaterra están estudiando la emisión de dólares y libras digitales respectivamente. Suecia tiene ya un piloto de e-krona, y el Banco de Tailandia, con su e-baht, está haciendo pruebas transfronterizas con China y Hong Kong. Porque el Banco Popular de China ya ha emitido sus primeros e-yuans y la población los está usando. Hablaremos de este hecho en unos días.
También en Bahamas está ya implantada la moneda digital, el “sand dólar”, que ha facilitado enormemente la distribución de dinero entre las islas. Todas estas monedas digitales de banco central se llaman CBDC: Central Bank Digital Currency
¿Y por qué este interés de los bancos centrales por las criptomonedas?
El papel de Satoshi Nakamoto no sólo ha revolucionado la tecnología con las blockchain, sino también la estabilidad monetaria tal y como la conocíamos. Es cierto, como hemos visto, que su volatilidad a duras penas posibilita que cumpla con las funciones del dinero como depósito de valor, medio de pago o unidad de medida, pero no se puede negar que ha desplazado una parte del sistema de pagos y de los mercados de activos al mundo cripto.
Hay una moneda por ahí suelta, de uso cada vez mayor, que no cuenta con el respaldo de ningún banco central o gobierno. Más que el temor a que la gente deje de usar el dinero fiduciario y empiece a usar criptomonedas para todo, los bancos centrales temen la bomba financiera que puede suponer el colapso de los criptoactivos. Los bancos centrales tienen como objetivo la estabilidad financiera y muchos inversores se están desplazando a esta economía digital. Si es una burbuja y estalla, parte de la economía real se verá afectada, y lo mismo les toca a los bancos centrales pagar los platos rotos.
Además, cada banco central tiene diferentes razones para desarrollar una moneda digital. A veces el motivo es logístico, como en Bahamas, otros por el desuso del efectivo, como en Suecia y otros por razones de inclusión social: en China hay más personas con teléfono móvil que con cuenta bancaria. En cualquier caso, la emisión de moneda digital por parte de los bancos centrales va a aprovechar la innovación que suponen y eliminar sus ineficiencias.
¿Cómo se va a diseñar nuestra nueva moneda?
No tan nueva, porque este euro digital no va a sustituir al efectivo que utilizamos ahora, sino que va a ser complementario. El BCE emitirá euros en efectivo, euros como anotaciones electrónicas y euros digitales. Pero todo son euros de curso legal, respaldados, y con todas las características de eficiencia y seguridad de la moneda de banco central.
No hay riesgo de que su valor sea tan volátil como el de Bitcoin
Un euro digital vale un euro; como si para producir cada euro digital, quitases de la circulación una moneda de euro. Y la más importante de las características del euro digital, la comparte con el euro en efectivo: la privacidad, el anonimato. Los europeos queremos poder comprar cosas en internet como cuando compramos en un comercio y pagamos en efectivo: sin que queden registrados nuestros datos en la compra, que es lo que sí ocurre cuando pagamos con tarjeta, por ejemplo. También se pondrán límites, como en el efectivo, para evitar las actividades ilícitas y el blanqueo de capitales.