El dinero no es ajeno a la transformación digital y cada vez se mueve más en la red y menos en nuestros bolsillos. Seguimos a paso a paso entendiendo cómo funciona el dinero convencional para poder adentrarnos en unos días en el digital y virtual. Hoy vamos a hablar de la tercera característica del dinero: es una unidad de medida y, aunque no lo creamos, forma una parte muy importante de la cultura de un país.
Porque el precio de las cosas no sólo nos dice cuántos euros hay que pagar por ellas, sino que también nos da una idea de su valor, con todo lo que ello implica. Nos suele indicar la calidad de un producto, si es escaso o abundante, si es tendencia o está pasado de moda, si da estatus al que lo posee. Hay una parte emocional muy importante en la fijación de precios, en forma de deseo o en forma de necesidad.
Por ejemplo, una cerveza en el desierto no sólo costaría más porque estés dispuesto a pagar más por ella, sino también porque es más caro llevar y enfriar una cerveza en el desierto, que hacerlo en otros lugares, y el vendedor de la cerveza tendrá en cuenta lo que le cuesta para fijar su precio.
Muchas veces nos sentimos valorados como profesionales según lo que nos pagan por ese trabajo. Pero no siempre es así… imagina el trabajo de un médico. Con la pandemia hemos aprendido el valor que tiene, y sin embargo el precio que le ponen a ese trabajo no refleja ese valor. Si además lo comparamos con un futbolista de primera división, por ejemplo, no parece demasiado proporcionado.
¿Qué determina la diferencia de precios?
El valor que es capaz de generar ese trabajo. El club paga una millonada por un deportista porque va a ganar con él muchísimo más dinero. Por eso en la situación actual, no pueden rentabilizar algunos de esos contratos, porque no están ingresando lo mismo que antes en abonos, entradas, patrocinios, camisetas… Ahora el jugador no puede generar ese valor porque la situación no lo permite.
Y al igual que una empresa está dispuesta a pagar más por un empleado que le ayude a ganar más, también estamos dispuestos a invertir dinero en lo que nos ayude a ganar más. En algo que sea un depósito de valor, como veíamos ayer, algo que pueda vender mañana por más dinero del que me gasté ayer.