en la brújula

La mirada cítrica: Los ocho años de polémica de la Reforma Laboral

La Reforma Laboral lleva generando polémica desde que se aprobó en el año 2012. Rápidamente se convirtió para la izquierda en un tótem a derribar y para la derecha en un símbolo a mantener. A la Reforma Laboral de Fátima Báñez se le acusa de todos los males, de crear paro, empleo precario y temporal.

ondacero.es

Madrid |

Como todo en la vida nada es blanco o negro. Es cierto que aumentó el empleo de jornada parcial. En cuanto a la temporalidad, la Reforma Laboral no la atajó, pero la tasa de temporalidad actual es menor que antes de la crisis del 2008, entonces los contratos temporales superaban un tercio del total, ahora rondan el 27%. Y en cuanto al paro, los dos años que registraron más desempleo en la historia reciente son el 2008 y 2009;,ambos anteriores a la Reforma.

Entonces, el ajuste no se hacía con expedientes temporales de empleo, los famosos ERTES, como ahora, sino con despido puro y duro. La Reforma Laboral no se quedó aquí, rebajó las indemnizaciones de despido y facilitó las causas de estos. También quitó poder de negociación a los sindicatos frente a la patronal y esto en mitad de la mayor depreciación salarial de la democracia. Una devaluación en toda regla de las rentas laborales. También perdieron valor los activos. Pero no es lo mismo para una familia que tu casa valga menos a perder un 25 ó 30% de la renta con seis millones de personas en el paro. Ahora, el PSOE se ve atrapado por un oculto acuerdo parlamentario y encima con EH Bildu, que arrastra el pecado original, heredera de Batasuna. El Presidente del Gobierno dijo que jamás pactaría con Bildu y ahora la banquea.

Para no pactar le ha dado una de las llaves más apetecibles de la política española: la derogación de la Reforma Laboral. El pacto ha generado tensión interna en el Ejecutivo hasta el punto de que han chirriado las vicepresidencias. Iglesias pontifica a favor de la derogación. Nadia Calviño ve absurdo y contraproducente el debate y crear inseguridad jurídica. Asegura que cualquier cambio laboral se debe hacer con el consenso de los agentes sociales. Pero el diálogo social está herido, dañado, se encuentra en estado de alarma. Tan en alarma como la economía y las cuentas públicas. El Tesoro anuncia que tendrá que pedir este año 300.000 millones de euros para apuntalar la financiación del Estado.

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Como todo en la vida nada es blanco o negro. Es cierto que aumentó el empleo de jornada parcial. En cuanto a la temporalidad, la Reforma Laboral no la atajó, pero la tasa de temporalidad actual es menor que antes de la crisis del 2008, entonces los contratos temporales superaban un tercio del total, ahora rondan el 27%. Y en cuanto al paro, los dos años que registraron más desempleo en la historia reciente son el 2008 y 2009;,ambos anteriores a la Reforma.

Entonces, el ajuste no se hacía con expedientes temporales de empleo, los famosos ERTES, como ahora, sino con despido puro y duro. La Reforma Laboral no se quedó aquí, rebajó las indemnizaciones de despido y facilitó las causas de estos. También quitó poder de negociación a los sindicatos frente a la patronal y esto en mitad de la mayor depreciación salarial de la democracia. Una devaluación en toda regla de las rentas laborales. También perdieron valor los activos. Pero no es lo mismo para una familia que tu casa valga menos a perder un 25 ó 30% de la renta con seis millones de personas en el paro. Ahora, el PSOE se ve atrapado por un oculto acuerdo parlamentario y encima con EH Bildu, que arrastra el pecado original, heredera de Batasuna. El Presidente del Gobierno dijo que jamás pactaría con Bildu y ahora la banquea.

Para no pactar le ha dado una de las llaves más apetecibles de la política española: la derogación de la Reforma Laboral. El pacto ha generado tensión interna en el Ejecutivo hasta el punto de que han chirriado las vicepresidencias. Iglesias pontifica a favor de la derogación. Nadia Calviño ve absurdo y contraproducente el debate y crear inseguridad jurídica. Asegura que cualquier cambio laboral se debe hacer con el consenso de los agentes sociales. Pero el diálogo social está herido, dañado, se encuentra en estado de alarma. Tan en alarma como la economía y las cuentas públicas. El Tesoro anuncia que tendrá que pedir este año 300.000 millones de euros para apuntalar la financiación del Estado.