La piedra tiene un metro de alto por más de medio metro de ancho y pesa más de 200 kilos. Se cree que podría formar parte del muro del templo en el que ha aparecido incrustada. Si así fuera, el propio contexto del hallazgo cobraría relevancia, ya que podría tratarse de un lugar de culto ancestral. Lo ha explicado a Onda Cero, Andrés Adroher, profesor de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada.
De la civilización etrusca sabemos que desarrolló su propia liturgia en torno a la muerte. Y de hecho, la mayor parte de lo que conocemos de su cultura nos ha llegado a través de inscripciones funerarias y de vasijas y estatuas encontradas en tumbas. Nunca hasta ahora había aparecido un texto tan largo, más de 20 líneas, y puesto que apareció en un templo, la hipótesis principal es que se trate de un texto sagrado. Los investigadores creen haber reconocido ya en él los nombres Tinia y Uni, dioses que equivaldrían a los griegos Zeus y Hera. Cómo se relacionaban estos dos dioses con el resto del "Olimpo" etrusco es otro de los enigmas a desentrañar.
Descifrar la piedra llevará algunos meses. Cuenta con más de 100 caracteres, 70 de ellos legibles y el resto de momento desconocidos. En cualquier caso, el profesor Adroher puntualiza que el aspecto lingüístico no es la clave. Aunque se haya llegado a comparar con ella, no estamos ante la piedra Rosetta etrusca.
El prestigioso experto en lengua etrusca Rex Wallace, de la Universidad de Massachusets, se encargará de estudiar y traducir este texto. Sólo cuando hay completado ese proceso podrá valorase el alcance real del descubrimiento. Lo cierto es que los expertos confían en que sirva para arrojar luz sobre una civilización cuyo origen y sistema de creencias sigue siendo prácticamente un misterio.