La suspensión de la ampliación del aeropuerto de El Prat recuerda a "Aterriza como puedas".
El acuerdo al que habían alcanzado los Gobierno central y la Generalitat saltó por los aires a cuenta del medioambiente. Aves y aviones son incompatibles. También lo son los objetivos estratégicos de las fuerzas independistas catalanas y el Ejecutivo de la Moncloa. Estamos a dos días de la Diada y faltaban chirridos que alimentaran la fragmentación y el enfrentamiento.
Los empresarios catalanes critican la decisión y advierten que es una muesca más en la ruina de Cataluña. Más allá de las cuestiones medioambientales, también emerge la aspiración del ejecutivo de Cataluña de controlar los aeropuertos de su Comunidad.
Pero estos están integrados en AENA, que es una multinacional española gestora de aeropuertos, la mayor del mundo en su sector. Una empresa que cotiza en bolsa y donde el Estado cuenta con el 51% del capital, pero donde hay inversores de todo el mundo.
AENA ha sido hoy una de las empresas que más han bajado en la bolsa, se ha dejado un 1,7%. El presidente de la empresa y el Gobierno han decidido dejar en pista durante cinco años la posibilidad de ampliar El Prat. Y esto ocurre en un país donde buena parte de sus turistas internacionales llegan en avión
Quien pisa el freno, quien reduce velocidad es el Banco Central Europeo. Se confirman los temores de los inversores más timoratos. Lagarde ha anunciado que reducirá el ritmo de compra de activos del programa previsto para amortiguar los efectos de la pandemia. No ha dicho cuanto será, pero los expertos hablan de un recorte de entre 10.000 y 20.000 millones euros menos al mes. Y hay que recordar que el Banco Central es uno de los principales compradores de deuda española.
Lagarde espera que la inflación sea un fenómeno temporal. Algo difícil de creer si la electricidad se sigue encareciendo. Mañana nuevo récord, superará los 150 euros. El martes se aprobará el paquete fiscal con rebajas, mientras España compra gas en los mercados internacional a toda velocidad. Ya no es una cosa de precios. Se busca garantizar el suministro en el próximo invierno. En esto de la energía el futuro no pinta de color rosa.