El Banco Central Europeo comienza a enseñar la patita. Los bancos centrales cuentan con una de las herramientas más delicada, compleja e influyente del mundo: el lenguaje. Y Christine Lagarde ha comenzado a cambiar la manera de decir las cosas, ha elevado el tono contra la inflación y esto se interpreta como una próxima subida de tipos de interés. Y Lagarde es la presidenta de la máquina del dinero europea.
El lenguaje es un arma poderosa. Que se lo digan a los británicos durante la Segunda Guerra Mundial. Los discursos de Churchill rearmaron ánimos y voluntades. Como señaló un diputado tory, Churchill militarizó el idioma. Algo de eso ha ocurrido hoy en la sede del BCE en Frankfurt, Lagarde ha movilizado el lenguaje contra la inflación.
Lagarde ha movilizado el lenguaje contra la inflación.
Lagarde reconoce que la inflación ha subido más allá de lo previsto y durante más tiempo de lo estimado. También apunta que hará lo que tenga que hacer. Es decir, que actuará. Los mercados interpretan que el BCE no esperará al año que viene para subir los tipos de interés.
Los bancos comienzan a moverse. Serían los grandes beneficiados de una subida de tipos de interés. Se ensancharía su margen de negocio. Los perdedores, ya se sabe, serán los que necesitan pedir préstamos, serán más caros. Los bancos han revalorizado su cotización.
Una de las claves de la inflación es el elevado coste de la energía, que no afloja. El Boletín Petrolero de UE indica que el precio de la gasolina en España marca nuevo máximo histórico, casi 1,54 euros el litro. Y el gasóleo roza el récord en el 1,44 euros.
Este es el contexto en el que se ha aprobado la Reforma Laboral. Una reforma que tiene como objetivo reducir la contratación temporal e impulsar el empleo indefinido. El objetivo, según los sindicatos, es reducir entre 5 y 10 puntos la tasa de temporalidad, cercana al 30%. Pero ojo, la contratación a tiempo parcial va ganando terreno, incluso entre el empleo indefinido. Según la última EPA, 2,4 millones de trabajadores no tienen jornada completa.
Y por último, hoy hemos descubierto que en el Congreso hay VAR, como en el fútbol. Diez segundos de tensión y taquicardia. Como digo, tras el VAR, con las caras pálidas de Sánchez y sus vicepresidentas , al final, con suspense, y con voto fantasma, se ha convalidado la Reforma Laboral. El Gobierno tendrá que colocar andamios y sacar paleta, yeso y cemento para retocar el bloque de investidura. Sánchez deberá tapar grietas y encalar los desconchones aparecidos en su propia coalición.