Madrid |
En las crisis, se sabe cómo se entra pero no se sabe cómo y cuándo se acaban. Y lo que es peor no se sabe a qué profundidad está el fondo. Y en esto de los fondos, la Unión Europea sigue enredada en sus propias contradicciones. El Gobierno rectifica de nuevo. La vicepresidenta y ministra de Economía, Nadia Calviño ha señalado esta tarde que España tiene previsto utilizar íntegramente los 140.000 millones de los fondos europeos, y no solo los 70.000 de subvenciones como ha dicho hasta ahora. La dureza de la crisis deja poco margen para alegrías y renuncias.
Hungría y Polonia no son los únicos populistas de la Unión Europea, hay demasiada ocurrencias en Europa. Christine Lagarde, la presidenta del BCE, advierte que la nueva ola del Covid afecta severamente a la economía de la zona euro. En este cuarto trimestre se nota una pérdida de impulso en la actividad económica por las restricciones derivadas de la pandemia.
Lagarde dice que no se puede perder el tiempo a la hora de liberar los fondos europeos para la reconstrucción. El Banco Central Europeo es el gran aliado de España. Por eso no se entiende en Bruselas que España no solicite préstamos del MEDE, el Fondo de rescate europeo. Ahora los tipos de interés son casi inapreciables, pero el Gobierno teme el estigma de haber sido rescatado pro Europa. Y eso que no hay hombres de negro. Pero, como dice Lagarde, en política no todo es racional.
En el Congreso no solo se ha aprobado la nueva Ley de Educación, también las recomendaciones del Pacto de Toledo. Unas recomendaciones que llegan cuando la deuda de la Seguridad Social hace cumbre en el Everest, con un agujero de 75.000 millones de euros.
Y mientras en la bolsa salta la sorpresa con el grupo Prisa como protagonista. Sus acciones se disparan el 21% después de que un grupo de inversores oferten comprar sus medios de comunicación. En cualquier momento y en cualquier lugar, Junara, puede saltar una oferta de compra. Es lo que tiene la bolsa: en casa del herrero, cuchillo de palo.