Este viernes activistas pro-ucranianos han trasladado a las puertas de la embajada de Moscú en Berlín un carro de combate T-72 ruso desvencijado en los primeros combates de esta guerra iniciada por Vladimir Putin. El tanque terminó despanzurrado por una mina anti blindados en la batalla de Kiev. El tanque destrozado significa ruina, ha dicho Wieland Giebel, el director del Museo de Historia de los Búnqueres de Berlín. La guerra es destrucción, crueldad y dolor. También ruina.
La economía europea en este año de guerra ha rondado varias veces la ruina y el colapso energético. En especial, en los primeros meses, cuando el temor al desabastecimiento de gas elevó los nervios. Las reservas gasísticas aumentaron, como aumentaron los costes y la inflación. Sin embargo, Europa también ha demostrado una capacidad de adaptación que pocos esperaban. Entre medias, los precios golpean el hígado de la cesta de la compra y la subida de tipos de interés resta resuello al pulmón del crédito.
Europa respondió al chantaje ruso del gas buscando materia prima por todo el globo, regresando al negro carbón, incrementando los enlaces gasísticos y acelerando la transición hacia las renovables.
En este año se ha visto atracar en Europa más metaneros que en toda su historia. Han emergido las regasificadoras, incluso algunas flotantes en los puertos alemanes. Los gasoductos noruegos del Mar del Norte han bombeado como nunca y Argelia, primero con Draghi y después con Meloni, ha extendido hacia Italia sus gasoductos en detrimento de España. En este punto, el Gobierno español ha apostado por las renovables, mientras crea nuevos impuestos e impulsa el hidrógeno verde. La vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, asegura Europa está aprendiendo lecciones
La inflación rozó el 11%, ahora en el 5,9%, con la subyacente en rebeldía y con los alimentos en sedición. Y entremedias un proceso de sanciones contra Moscú que afecta a sectores económicos diversos, así como el abandono de Rusia de numerosas empresas occidentales. Todo esto tiene un evidente costo para las economías y presupuestos europeos. Por ejemplo, en el transporte. Hoy Astic, la patronal del Transporte internacional, denuncia que Hacienda solo ha pagado las bonificaciones en el carburante a una de cada 20 empresas, como explica su vicepresidente Ramón Valdivia.
Lo que también se eleva de manera fulgurante es el coste de las pensiones. En febrero, la Seguridad Social abonó más de 11.920 millones de euros, un nuevo récord.
A partir de ahora, con la progresiva jubilación de la generación del baby boom, la más numerosa, iremos de récord en récord. La nómina de las pensiones roza los 12.000 millones de euros al mes, ha aumentado casi un 11%. La pensión de jubilación media está en 1.370 euros al mes, pero la pensión media de las últimas altas en el Régimen General supera los 1.700 euros, cerca del coste salarial ordinario situado en 1.850 euros. Y esta tarde, como adelantábamos, el Corte Inglés ha aprobado un plan de bajas incentivadas a partir de los 59 años y el traslado de muchos trabajadores desde los servicios centrales a las tiendas.
Y la reforma de las pensiones tan atascada como la Ley de la Vivienda. En la Ley de la Vivienda Unidas Podemos y el Psoe discrepan hasta del color de los baldosines. No se ponen de acuerdo ni en los muebles de la cocina y mucho menos en poner o no un tope al alquiler. Los morados quieren un límite permanente del 3% en la revalorización de las rentas de los alquileres, lo que rechazan los socialistas y en concreto la vicepresidenta Nadia Calviño. Por cierto, la localidad española con la vivienda más cara ya no es San Sebastián, es Santa Eularia des Riu, en Ibiza, 4.400 euros el metro cuadrado.