Vamos allá, hoy, rodeado de cultivos y de laboratorios, aquí, en el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León. La investigación en la agricultura comenzó hace miles de años, allá por el neolítico, en el Creciente Fértil. Desde entonces los seres humanos hemos ido mejorando nuestra productividad agraria e investigando nuevas fórmulas para tener más y mejores alimentos.
Ya que estamos aquí, no hay mejor escenario para hablar de alimentos y de precios. Hoy hemos conocido el dato adelantado del IPC del mes de mayo, la inflación interanual alcanza el 2,7%, que es el nivel más alto desde 2018. La clave está en el coste de la energía y en los alimentos frescos.
En esta crisis hemos aprendido mucho de abecedario económico. En la recesión financiera hablábamos de una crisis en W, después, en esta de la Covid Economía hablaba mucho de recuperación en V. Ahora hablamos de la K. Hay una parte de la población que se ha agarrado al palito ascendente y otro grupo de ciudadanos que no termina de escapar de la barra descendente. La letra K, también está presente en los precios. Unos bajan y otros se disparan. El encarecimiento de los alimentos no elaborados y de la electricidad a quien más perjudica es a los ciudadanos con rentas más bajas.
'Crece' la factura de la luz
En mayo el recibo de la luz se ha encarecido un 44%. Ha sido uno de los meses con la electricidad más cara. El coste de la electricidad sufre una subida de tensión y sin estar en invierno. No hay Filomena que valga. Y esto justo en vísperas de estrenar la nueva factura de la luz con discriminación horaria.
El Gobierno contraataca con un cambio de retribuciones a las eléctricas en las instalaciones hidráulicas y nucleares. Algo que ha tenido reflejo en la bolsa. Se calcula que las compañías eléctricas ingresen unos mil millones de euros menos. Por eso han caído con fuerza hoy en la renta variable. Otra cosa es que los consumidores se beneficien. Habrá que verlo. Por lo pronto, los consumidores aseguran que el Ejecutivo nos la ha colado con la nueva factura.
Los gestores administrativos suspenden al Gobierno, cuando el déficit público se dispara un 44% en el primer trimestre. Y ahora que hablamos de dinero, que sepan ustedes, todavía hay 1.500 millones de pesetas sin canjear a euros. El plazo se acaba el 30 de junio
