Me abro paso entre la defensa. El balón ya está en juego para el Mundial de Fútbol del 2030. España lo organizará junto con Portugal y Marruecos y con tres partidos en Sudamérica. Será el mundial más movido. El Gobierno calcula que aportará más de 5.000 millones de euros al PIB y más de 80.000 empleos. Pero, en el fútbol no todo es gol. Como apunta el profesor de la Universidad de Comillas, Emilio González, en España los estadios están en pie y los hoteles también, la repercusión puede ser mayor en los países vecinos.
Al ministro Iceta, además, le preocupa la mascota. Otros hacen cálculos y miran hacia el pasado. En los últimos mundiales los gastos se multiplicaron, fue lo que ocurrió en Rusia con inversiones superiores a los 11.000 millones, en Sudáfrica donde los gastos se descontrolaron, pero en Brasil, incluso, con 15.000 millones de inversión las protestas terminaron como el rosario de la aurora. Pero, si se hace bien puede suponer una inyección reputacional y una atracción a los viajeros internacionales.
Y el fútbol y los impuestos se ligan a través de la Ley Beckham, Portugal y las grandes fortunas. Triangulando. Portugal anuncia el fin de su favorable régimen fiscal para las grandes fortunas. Los despachos de abogados españoles reciben una oleada de peticiones sobre la Ley Beckham, la norma que establece ventajas fiscales para los que vengan a vivir y trabajar a España. Madrid se plantea rebajas fiscales en el tramo autonómico para atraer patrimonios y el País Vasco, pues también. Es la liga española de los impuestos.
Hay un partido algo más peligroso, el de la deuda pública. La rentabilidad de los bonos está alcanzando metas no vistas desde hace más de una década. Hoy mismo el Tesoro español ha colocado más de 6.440 millones de euros y superó por una décima la barrera del 4%. También ha vendido un bono verde por 1.600 millones, a un tipo de interés récord del 4,5% . Preocupa que en el bono de referencia americano esté en el 5%, récord desde 2007 y el alemán esté en el 3%, mientras la directora del FMI habla de aterrizaje suave, pero de una recuperación lenta y desigual
De esto no se hablará en la cumbre de Granada, donde se trata la ampliación de la UE, Ucrania y la independencia energética. La guerra de Ucrania ha dejado muchas lecciones. Las geopolíticas, Rusia tiene sus ambiciones, militares, los blindados son carne de dron, tecnológicas, Europa no puede depender de los suministros chinos y energéticas, ni depender del gas ruso ni del petróleo de la OPEP. La independencia eléctrica costará unos 140.000 millones en 7 años, según el Instituto Potsdam. Casi la mitad de la electricidad consumida en Europa proviene de fuentes renovables, para llegar al 100% faltan soluciones de almacenamiento, para cuando no haya sol ni viento. Por lo pronto, Alemania reactiva sus centrales de carbón para el invierno.
En el mundo empresarial sube la temperatura y se nos acumulan las novedades. Telefónica sigue en candelero. Estudia vender por 2.000 millones parte de su filial tecnológica, Telefónica Tech. En la familia Álvarez brindan por la paz tras acordar el reparto de Eulen y Vega Sicilia. Y los nervios afloran otra vez en el sector bancario, esta vez en el sector bancario británico con el desplome en bolsa de la entidad Metro Bank, que ha perdido el 30% de su valor porque busca 700 millones de euros de capital. En la City de Londres hay otra vez baile.