Hasta que el Brexit relajó carteras, los británicos veían estos destinos como viajes iniciáticos. En otras partes de España ocurre algo parecido, pero el Gobierno balear quiere acabar con el desparrame y prohíbe el dos por uno, la barra libre y la "hora feliz" para frenar el turismo de alta graduación y baja rentabilidad.
Una decisión que llega a pocos días de la inauguración de la Feria Internacional de Turismo, Fitur, donde van a participar 165 países y 60 ministros del sector. Una borrachera de poder.
Un sector, el turístico estratégico para España en el que trabajan casi 2,4 millones de españoles. Otros trabajadores, los empleados públicos, reciben carta de Moncloa.
El Gobierno se compromete a subir los salarios a los funcionarios, razón: Iván Redondo, que es quien firma la misiva. El Ejecutivo no quiere ningún patinazo con los trabajadores públicos. Ni medio desliz.
Al igual que pasa con los pensionistas, con los empleados públicos no hay juego que valga. Son colectivos numerosos, multimillonarios. Colectivos de los que ponen y quitan Gobiernos.
Y en cuanto al desfase de las cuentas públicas, la ministra de Hacienda lo tiene claro: hay que negociar con Bruselas y Europa escuchará.