Saludos cibernéticos. Internet se ha convertido en el Salvaje Oeste o, mejor aún, en el Caribe de la Isla de Tortuga de los piratas informáticos. Es el tiempo de los Calico Jack, el creador de la bandera negra pirata, es la recuperación de los Barbanegra cibernéticos, de las Anne Bonny del Software malicioso. En estos años veinte del siglo XXI, regresa el espectro electrónico de John Roberts o de William Kidd, el peor pirata de la historia
Los piratas de la red de redes han lanzados sus redes otra vez sobre el Ministerio de Trabajo. Como diría Forrest Gump “otra vez”. Hoy han atacado de nuevo al Ministerio que dirige la vicepresidenta Yolanda Díaz y los efectos se han extendido a otros departamentos como el Fogasa, la inspección laboral. Incluso el ministerio de la Seguridad social ha tenido que cerrar sus ordenadores para evitar daños.
España no es el único país que tiene problemas cibernéticos. En Estados Unidos su Agencia Tributaria investiga la filtración de las Declaraciones de la Renta de los últimos 15 años de los 25 personajes más ricos del país. Se han desvelado las declaraciones de Warren Buffet, de Jeff Bezzos o de Elon Musk, publicada por ProPublica. Aparte de la ruptura de confidencialidad lo interesante es que sus fortunas crecen muchísimo más deprisa que sus obligaciones con el fisco
Derogación de la reforma laboral
Además, estamos muy atentos a las negociaciones de la mesa social sobre la Reforma Laboral. Está claro que el Gobierno quiere dar un impulso a la reducción de contratos laborales y sobre todo poner límites a los contratos temporales.
También es destacable que el Parlamento Europeo ha aprobado por una inmensa mayoría el Certificado Digital para facilitar la movilidad de los ciudadanos del Viejo Continente este verano, lo que beneficia sin duda a España y al sector turístico
Y la economía occidental depende cada día más de las materias primas de China. Leemos en El Economista un interesante reportaje donde muestran las dificultades para importar materiales químicos y disolvente necesario para fabricar pinturas. Las empresas españoles tienen que ralentizar su producción por falta de estos materiales que además disparan sus costes. Está claro que frente a Pekín no pintamos nada.