Noche de viernes, aunque más de un operador bursátil se marcha de fin de semana algo escaldado y con la cartera llena de números rojos y pérdidas. Alguien llama a la puerta y no es una marca de cosméticos. Por mucho maquillaje que se espolvoreé, la recesión llama a la puerta. Al menos, es lo que piensan los mercados y las bolsas que hoy han cerrado rojo bermellón.
La bolsa española ha cerrado este viernes con una caída del 2,5% y se está produciendo una extraña conjunción planetaria: la libra, el dólar y el euro prácticamente están en paridad. El euro algo menos.
La bolsa italiana ha cerrado con una pérdida superior al 3%. Entiendo que haya cierta incertidumbre por las elecciones del domingo, pero en España hemos conocido los datos de PIB del segundo trimestre y son mejores de lo adelantado.
En el segundo trimestre la economía española ha avanzado un 1,5% en tasa intertrimestral y un 6,8% en la interanual. Esto después de dos revisiones del INE tras la llegada de la nueva directora del organismo. Resalta la mejora de las exportaciones, que suben casi el 5%, lo que sorprende al contar España con una inflación superior a la media europea.
También mejora el consumo de los hogares y la inversión. En cambio, Estadística señala que el mercado laboral desacelera la creación de empleo. Pero todo lo que sea crecer es una buena noticia para la vicepresidenta, Nadia Calviño.
Y seguimos siendo prisioneros de Hacienda, hay que recuperar los himnos clásicos del universo fiscal.
Parece que hay turno entre las Comunidades del PP para anunciar rebajas de impuestos. Hoy le ha tocado número a Galicia que ha anunciado un aumento de la deducción al 50% en el Impuesto de Patrimonio. Y Ximo Puig, el presidente de la Comunidad Valenciana, reclama a Sánchez que penalice a quien baje impuestos. Así que ya vemos: Ximo Puig recupera lo de quien se mueve no sale en la foto. La comunidad autónoma que baje impuesto tendrá castigo.
El caso es que Hacienda sigue con su impuesto silencioso, el de las grandes fortunas. Podría ser un recargo en el IRPF o que solo tenga vigencia donde no se tributa por Patrimonio. En cualquier caso, antes de que abra la boca y se le oiga, el impuesto silencioso de grandes fortunas puede terminar en los tribunales.