Las lenguas de lava que avanzan por las laderas de La Palma entierran propiedades, casas y sueños. Ver avanzar con parsimonia una pared de fuego de hasta ocho metros de altura acongoja al más pintado y más cuando sepulta viviendas y cultivos
El volcán de Cumbre Vieja destruye centenares de casas y arrasa plantaciones, plataneras. Lo que es peor, la colada volcánica deja la tierra como si fuera el sendero de Dante hacia el infierno. El Gobierno anuncia ayudas, peticiones a Europa, solicita a los bancos la utilización de viviendas vacías para las familias desplazadas y activará el Consorcio del Seguro para compensar ingentes pérdidas. Por ahora, unos 500 millones. Este consorcio, por cierto, en el verano, estimó que había un 44% de posibilidades de erupción volcánica en un periodo de 50 años. Se adelantó.
Los sindicatos solicitan el desarrollo de ERTES por catástrofe. Los agentes sociales han recuperado el diálogo social con el futuro de los expedientes de empleo. Esto cuando el Consejo de Ministros ha establecido las nuevas previsiones económicas, como es preceptivo antes de los Presupuestos. Y es que las cuentas públicas necesitan saber en qué cuadrilátero se van a mover.
Y este marco linda al norte con un crecimiento del 6 y medio por ciento, al oeste con un espectacular aumento de la inversión del 18, con un incremento del consumo, el gasto en tarjetas crece un 40%. Del dinero de plástico sale humo. Y al sur, el cuadro macro, muestra una tasa de paro, todavía superior al 15% a final de año.
La economía española puede recuperar los niveles precovid antes de fin de año. La OCDE afirma que encabezará la recuperación en Europa. Lo que será casi imposible es recuperar la confianza en Evergrande, la inmobiliaria china que genera temor y movimientos sísmicos en las bolsas.
Evergrande puede ser el epicentro de la burbuja magmática que supone el sector constructor en China, que tras 20 años de continuo crecimiento representa un 25% del PIB. Hoy las bolsas mejoran, los inversores temen una convulsión y esperan que sus ondas no sean tan intensas como las de Lehman Brothers. Aunque digan que la historia se repite y los sucesos se parezcan, nunca suceden dos veces.