Las prisas no son buenas, debe pensar ahora el Psoe, y más cuando puedes chocar con una nueva derrota en el Congreso. El Psoe no quiere las prisas de Yolanda Díaz en la negociación de la reducción de la jornada de trabajo. El Ministro Carlos Cuerpo, de viaje por Japón.
Lo decía en Más de Uno con claridad. Hay margen, apunta el ministro de Economía, para alcanzar un acuerdo equilibrado con todos los agentes sociales, incluidos los empresarios y es que el Psoe ve las orejas a una derrota parlamentaria, si PNV y Junts no apoyan el proyecto.
Entretanto, Yolanda Diaz está por Senegal. Y los empresarios siguen manifestando su malestar. Hay enfado, como apunta Lorenzo Amor, vicepresidente de la CEOE y líder de los autónomos. Ahora, hasta Trabajo dice ahora que hay tiempo para hablar.
Desde Bruselas nos llegan dos noticias de amplio calado: la lista de los aranceles a los coches eléctricos chinos y la aceptación de las demandas judiciales colectivas. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha admitido la macrodemanda de Adicae de 800 clientes contra 100 bancos por las cláusulas suelo. Supone reconocer las demandas colectivas como herramienta válida para reclamar. Manuel Pardos, presidente de Adicae, dice que es toda una derrota de la banca.
En cuanto a los aranceles sobre los coches eléctricos. Bruselas aprueba sobretasas del 17 al 37,6% contra los vehículos electrificados chinos. Estará en vigor cuatro meses mientras se negocia con Pekín para evitar una guerra comercial. La industria cárnica del cerdo corre peligro de sufrir el contraataque chino.
Y tres cuestiones en un vistazo. La fiscalía de la Audiencia Nacional investiga a Meta por vulnerar el derecho a la protección de datos de los clientes de Facebok e Instagram y utilizarlos para desarrollar la IA. Mañana hay Junta de accionistas del BBVA y el presidente del Sabadell, Josep Olliu, desvincula el resultado de la Junta con el éxito de la OPA. Y todos mirando al Reino Unido, donde ya se especula sobre la nueva política económica de Keir Starmer y de su futura ministra de economía, Rachel Reeves. Por lo pronto, dos cosas claras: subirán el impuesto a los ricos y se proponen bajar el precio de las entradas de fútbol.