El virus de la política tapa, oculta y desplaza de la actualidad al virus de la Covid. Un año después del inicio de la pandemia se incrementan las perturbaciones con la salida de Pablo Iglesias del Gobierno para evitar que su partido se esfume de la capital. La formación morada ha declinado tanto en Madrid, en su feudo natal, que la desintegración molecular era algo más que una opción. El repliegue de Iglesias es una táctica defensiva para evitar el eclipse total.
Un año después de iniciarse la pandemia, con 50 mil empresas desaparecidas, 900.000 trabajadores en ERTE, miles de autónomos en cese de actividad y más de 4 millones de parados, la atención está puesta en el futuro empleo de Pablo Iglesias. Deja el ministerio de derechos sociales con críticas de la patronal de las residencias, que le afean no haber visitado ninguna durante la crisis.
Ahora, los inversores se preguntan sobre la solidez de la coalición gubernamental y por qué se han transformado las elecciones madrileñas en unos comicios en clave nacional, algo que satisface a Isabel Ayuso, que siempre busca zafarse en corto contra la izquierda. Un ejemplo de ello es el último encontronazo en el reparto de las ayudas directas, Madrid y otros ejecutivos autonómicos acusan al gabinete de Sánchez de discriminación. El Gobierno dice que aplica los criterios de Bruselas. Entre medias, peluquerías, talleres o centros educativos no entienden por qué se quedan fuera de las ayudas y sí que entran, en cambio, las casas de apuestas.
Todo esto ocurre mientras Ciudadanos se descompone, con lo cual peligra el medio aliado de Sánchez en el Congreso, ahora que llegan grandes reformas, como la laboral. El terremoto nacido en Murcia se extiende más allá de la huerta y ofrece los frutos más inesperados.
Hay movimientos inesperados, como el boom de reservas en los viajes desde Alemania a Balerares. En Bruselas, en el Eurogrupo, los ministros de economía han analizado los sectores más golpeados por la crisis y los programas de ayudas. Calviño está dispuesta a ampliarlos
Mientras el SEPE, el antiguo INEM, sigue con problemas para poder reiniciar su sistema informático y muchas delegaciones de empleo siguen colgadas. Continúan con los ordenadores dormidos.