La historia no se repite, pero rima. Decía el más célebre marinero de agua dulce: el piloto navegante del Mississippi, Samuel Langhorne Clemens, más conocido como Mark Twain. Y este escritor de historia o de historias sabía un rato.
Mark Twain vio mucha agua pasar bajo las palas de los barcos que desde el norte llegaban al Delta del Mississippi. No es lo mismo que el torrente americano pero el río Meno también ha visto mucha historia. En sus orillas se localidad Frankfurt, ciudad natal de Goethe y la ciudad que acoge la sede del BCE. Y también aquí hay preocupación porque la historia rima. El BCE está preocupado por la elevación de los precios de las viviendas en la zona euro. El ladrillo se dispara de nuevo, hay temor a repetir el fiasco de la burbuja.
El BCE está preocupado por la elevación de los precios de las viviendas en la zona euro
El Banco Central cree que hay una sobrevaloración de la vivienda. Según Eurostat, esto es hoy día, más evidente en los Países Bajos, Austria o Alemania. El sector inmobiliario se aprovecha de unos bajísimos tipos de interés, de un ahorro enorme embolsado durante la crisis, de la atonía de algunas bolsas y de la deuda pública. Así que el cemento atrae dinero.
Como botón de muestra los datos del INE. En noviembre se vendieron en España casi 50.000 casas, un crecimiento del 24,4%, el mayor avance desde 2007.
El estallido de la burbuja durante la Gran Recesión se llevó por delante muchas entidades financieras, en España casi todas ellas fueron Cajas de Ahorro, que pasaron en menos de un lustro de los despachos de moqueta mullida a quiebras ruinosas. Apenas tres o cuatro cajas se salvaron de la quema al estar bien gestionadas. Una de ellas fue Ibercaja. Ahora, transformada en Ibercaja Banco anuncia su salida a bolsa con una valoración de unos 2.0000 millones.
Preciisamente Funcas, la Fundación de las Cajas de Ahorro, retrasa al 2023, la recuperación económica al nivel anterior a la crisis pandémica. El BBVA, por su lado, estima que el crecimiento económico este año se situará en el 5,5%, bastante por debajo de lo que espera el Gobierno, un 7%.
Algunas cosas para analizar con detenimiento: la inflación hace más agujeros que la carcoma, solo la subida de la electricidad ha costado un 0,7% del PIB, unos 8.200 millones. El encarecimiento del petróleo otros 6.000 millones. Los fondos europeos aportarán, si se ejecutan bien, entre un 0,5% y un 1% del PIB.
La digitalización de la economía permite hacer seguimientos de la actividad casi en tiempo real. Un ejemplo, el gasto en tarjetas de crédito. Según el BBVA el consumo aumentó en los quince primeros días de enero. Vamos, que con las rebajas las tarjetas echan humo.