Había dos cosas perfectamente previsibles que iban a ocurrir el día después de las elecciones gallegas, que es hoy. Que el ganador iba a abusar de ese tópico del sentidiño…
La otra cosa que el perdedor iba a apresurarse a desvincular el resultado de la política nacional. Hacer un cortafuegos para que el incendio no pase del Padornelo. Pero, me temo que es inútil, porque Galicia sólo es el foco más reciente del incendio socialista, que está consumiendo todo el poder territorial del PSOE y amenaza con convertirlo en un proyecto unipersonal.
Esto es como el que va quemando los muebles para que no se le apague la chimenea que luego hace mucho frío. Así Pedro Sánchez en la Moncloa con el poder territorial del PSOE.
En el PP el ambiente es completamente distinto, claro, y lo han celebrado en una Junta Directiva del PP gallego eufórica con Alberto Núñez Feijóo acaparando todo el protagonismo. Claro… los que hoy dicen que no hay que hacer extrapolaciones nacionales de los resultados son los mismos que le habían preparado la mortaja por el famoso off the record.
Una jornada electoral que traicionó las expectativas en las que se había instalado la campaña
Una jornada electoral que traicionó las expectativas en las que se había instalado la campaña.
Es que si hoy el PP hubiera obtenido en su Camelot, Galicia, 38 escaños, diríamos que Feijóo respira aliviado. Pero ha obtenido 40, así que el alivio se ha convertido en éxtasis. No lo ha ocultado en una junta directiva del PP gallego en el que Feijóo ha sido el gran protagonista.
El PP ha encadenado cinco mayorías absolutas en Galicia, eso que ya es de por si una proeza, pero esta, la quinta, supone además culminar un proceso muy delicado como es la sustitución de Alberto Núñez Feijóo, que es quien ganó las otras cuatro.
Galicia inaugura un bipartidismo
Así que esto no es lo de siempre. Tampoco por lo ocurrido en la oposición. Galicia inaugura un bipartidismo. A Yolanda Díaz se la llevaron las mareas hace mucho tiempo, así que se entiende su esfuerzo en recordarnos cada cinco minutos que ella es gallega. No vaya a ser que se olvide. Quien se ha ido ahora es el PSdeG. Nueve escaños es ser una fuerza residual y la culpa no es de Gómez Besteiro, que si bien no es el Obama de Lugo, atribuirle una debacle tan grandiosa sería francamente exagerado. Sería casi tan exagerado como atribuirle toda la victoria al candidato del PP. Lo que se confirma en Galicia es que el PSOE es un proyecto unipersonal que lo compromete todo para pagar las rentas del inquilino de la Moncloa.
El célebre teorema ya dice que es muy difícil hacerle entender algo a una persona si su salario depende de que no lo entienda. Por eso conviene hoy escuchar a aquel del PSOE cuyo salario no depende de la discrecionalidad de la Moncloa o Ferraz, sino del voto de los ciudadanos. Como Emiliano García Page, presidente de Castilla La Mancha, que advierte de que el ciclo puede ser ciclón.
La crisis de la coalición se ve acrecentada por la incapacidad de Yolanda Díaz de levantar un proyecto nacional
La crisis de la coalición se ve acrecentada por la incapacidad de Yolanda Díaz de levantar un proyecto nacional. Sumar no existe, es la suma de las fuerzas de sus confederados, hasta que sus confederados entienda o asuman que tienen mayor fuerza yendo por separado. ¿Qué aliciente tiene un partido como Compromís para seguir bajo la disciplina de Yolanda Díaz? Cuando si fuera por separado sería un negociador directo en cada una de las leyes del gobierno. Dicen que a Sumar le faltó tiempo… No sé cuánto necesitaban… Igual es que Yolanda Díaz no nos recordó lo suficiente que ella era gallega. Igual le faltó un poquito de énfasis. Hoy su portavoz Ernest Urtasun trataba de explicar lo ocurrido.
En cuanto al BNG. Lo que ha conseguido es sobre todo culminar la operación para sustituir al PSdeG como la izquierda gallega. Fundar un nuevo bipartidismo. Ahora a ver cómo convences a todos esos jóvenes a los que les has dicho que lo sexy es votar al BNG de que regresen a votar socialista. No va a ser tarea fácil. Hay un momento, que es la socialización en la política, que es muy importante y que suele coincidir con el primer voto. Ahora los jóvenes gallegos tienen cuatro años para que se les fije bien que aquí la izquierda es el BNG.
Luego Ana Pontón puede sentirse satisfecha, pero tampoco debería olvidar que es la tercera vez que concurre a las elecciones, que esta vez lo hacía frente a un candidato nuevo y que aún así no ha conseguido amenazar la mayoría absoluta del PP. En este proceso de sustituir al PSOE se entienden las declaraciones de hoy.
Como los desastres nunca vienen solos hoy hay una serie de noticias francamente perjudiciales para la coalición. Empezando por una sentencia del Supremo que anula la transferencia de las competencias de Tráfico Navarra. Esto que se interpretó como la retirada definitiva de la GC de la comunidad foral ha sido suspendido por la forma en que se aprobó y es ese abuso antidemocrático del decreto ley. Tenía que haber sido aprobado mediante ley orgánica. Porque hoy se debate de una forma simplona si la decadencia territorial del PSOE responde a la amnistía.
A ver, la amnistía sólo es la consecuencia lógica de una deriva imparable, que es la de conformar un antiproyecto. Lo que sea con tal de permanecer en la Moncloa, pero permanecer quiere decir habitar, no gobernar. No es sólo la amnistía, que también, es ese estilo de gobernar que hoy el Supremo condena. Ese abuso antidemocrático del decreto ley que ha despojado a las cámaras de sus atributos legislativos.
Junto, por supuesto, esta cesión permanente a los independentistas en una huida hacia adelante que no va a terminar. Porque cada derrota debilita a Sánchez y le obliga a doblar la apuesta. Veremos cuál es la nueva jugada audaz de ahora para superar la derrota gallega. Pero algo está garantizado, no estará dictada por el interés general.