LA BRÚJULA

El monólogo de las ocho: "El Gobierno ha puesto en marcha una operación propagandística de una obscenidad inédita"

Rafa Latorre reflexiona en La Brújula sobre las negociaciones de Sánchez para el aumento del gasto en Defensa y el quinto aniversario de la declaración del Estado de Alarma en España por la pandemia.

Rafa Latorre

Madrid |

El monólogo de las ocho: "El Gobierno ha puesto en marcha una operación propagandística de una obscenidad inédita"

Cuando uno imagina a un señor de la guerra se imagina a un caudillo militar. O a uno de esos mafiosos que en ausencia de un Estado dirige a una milicia de famélicos en Somalia o en el Congo. En uno de esos asesinos que comanda a unos sicarios en Mogasdicio y los manda en sus esquifes a asaltar buques.

Le han llamado algunas cosas a Pedro Sánchez, pero señor de la guerra será de las peores sino la peor. Así se ha dirigido Ione Belarra al hombre que cuenta con su voto para dirigir el país. Señor de la guerra. Esta es la mayoría que Sánchez presenta como fuente de legitimidad para permanecer en la Moncloa, a pesar de que carece de una mayoría social.

Ahora España se encuentra ante un desafío como nación. Tiene que incrementar su gasto militar como ningún país de la OTAN, porque es el que menos aporta. El ejemplo de Alemania solo sirve para sonrojar aún más al ciudadano español y para dibujar como aún más urgente la necesidad de renovar el Parlamento mediante unas elecciones que legitimen una nueva mayoría capaz de dirigir la nación.

El acto fundacional del mandato de Friedrich Merz en Alemania es una acuerdo transideológico, que reúne a una mayoría aplastante para una reforma de la Constitución que haga posible un incremento del gasto militar. Se trata de un acuerdo histórico, de un cambio de paradigma en un país que hizo de la austeridad su sello y no solo en la elaboración y gestión de sus presupuestos, sino también de las finanzas comunitarias y de la zona euro. En Alemania la CDU, el SPD y los Verdes suman 31 diputados más de los necesario para lograr el acuerdo.

Para que se hagan ustedes una idea, Sánchez ni siquiera ha presentado su plan porque necesita cada uno de los votos de hasta un partido que se refiere a él como señor de la guerra.

Pedro Sánchez ni siquiera ha previsto someter su plan a la consideración del Congreso de los Diputados. Es la decisión más grave de su mandato y le hurta la deliberación a las Cámaras. Cuando un gobernante no tiene la confianza del parlamento para lo esencial, debe convocar elecciones para que se renueven las cámaras. Esta es una de esas convenciones que creíamos obvias hasta que vino Sánchez para romperlas, porque lo que ahora se está produciendo en España es la ocupación física del poder. Con el único fin identificable de evitar la alternancia.

Hoy Alberto Núñez Feijóo ha insistido en pedir información sobre la nueva política de defensa. En vano, porque ni siquiera hay un acuerdo en el seno del Consejo de Ministros al respecto. No ya en el Congreso, es que hay fuerzas con cuota ministerial que se manifestarían en contra del Gobierno si aprueba un aumento del gasto de defensa.

Tal es la fuerza ejecutiva de un Consejo de Ministros que en realidad está cumpliendo otra función, como es la de hacerle la oposición a los gobiernos autonómicos para tratar de conquistar el poder en Aragón, Andalucía, Comunidad Valenciana o Madrid. Todas estas regiones tienen ministros candidato, ministros que conciben su cargo únicamente como una plataforma electoral.

El caso más obsceno es el de Madrid, donde el Gobierno dispone de todos los recursos públicos para hacerle la oposición a Díaz Ayuso. Lo de ayer en TVE, una acción coordinada por la más disciplinada tropa desde Kim Jong Il, así lo atestigua. Pretenden hacer creer que el Covid solo mató en Madrid y resulta que lo hace el gobierno más negligente en la gestión de la pandemia de toda Europa.

Hoy ha reaparecido incluso Fernando Simón, el epidemiólogo jefe que hizo este diagnóstico inolvidable cuando la pandemia ya se había extendido por todo el mundo. Hace cinco años desde que Sánchez compareció para anunciar el establecimiento del Estado de Alarma.

Hace cinco años. Y es normal que la memoria se resienta, sobre todo porque el trauma impone el olvido. El primer caso local de COVID en España fue detectado un 26 de febrero. La gravedad de la pandemia que había provocado medidas restrictivas en medio mundo se estuvo minimizando hasta el 14 de marzo. El Gobierno no quería arruinar los actos del 8M. Y para pasmo de los corresponsales extranjeros, animó a la población a manifestarse en actos multitudinarios por toda España.

Ahora al menos Fernando Simón reconoce que hubo órdenes políticas que contravenían el más elemental sentido científico. Aunque lo cierto es que la autocrítica brilla por su ausencia. El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, junto a la Ministra de Sanidad, Mónica García, han repasado juntos las lecciones aprendidas. Mónica García estaba entonces en lo que está ahora, que es hacer la oposición al gobierno de Madrid.

Pero Fernando Simón sí tenía una responsabilidad y hubo decisiones muy controvertidas. Por ejemplo, el poder profiláctico de la pandemia fue fluctuando en función de las necesidades políticas y ahí sí que él se prestó a operaciones acientíficas que sólo respondían al stock de mascarillas. No sé si tranquiliza que dice que pudo haber sido peor, porque hubo iniciativas políticas que los técnicos pudieron frenar a tiempo.

Mientras tanto, el Gobierno ha puesto en marcha una operación propagandística de una obscenidad inédita. Con la utilización de medios públicos como Televisión Española para imponer la ficción de que Madrid hizo una gestión homicida de la pandemia. Una vergüenza sin precedentes. Nunca se había dado una telemaratón propagandística con esta desinhibición. Sin disimulos.

Resulta que Madrid no es la primera ni la segunda ni la tercera comunidad donde murieron más ancianos en las residencias. Proporcionalmente en Castilla La Mancha, Castilla y León, Aragón, la Rioja o Navarra hubo mayor mortalidad en las residencias, pero ya se sabe que a falta de una mayoría que le permita gobernar, el Gobierno central ejerce como oposición en la Comunidad de Madrid. Solo importan los muertos si su cadáver es aprovechable. Por eso ni castellanomanchegos, ni leoneses, aragoneses, riojanos o navarros les importan demasiado. Más bien nada. 21 causas archivadas y dos elecciones con mayoría absoluta pero el gobierno ha decidido que esta será la estrategia de campaña en Madrid. Veremos su eficacia.

Es curioso que este Gobierno se queje de que lo tachen de ilegítimo sin señalar quién. En Madrid Reyes Maroto aspira a ser alcaldesa algún día, no parece que sea cercano, pero ella pretende acercarlo llamando asesino al gobierno de la comunidad. Esto es literal. Fíjense que Sánchez sacó a un Guardia Civil con uniforme en la Moncloa para advertir de los bulos y el odio porque cuatro marginales le llamaban sepulturero.

Pues Reyes Maroto dice que los ancianos de las residencias murieron asesinados. Luego ha tenido que retractarse después del escándalo que se ha montado cuando el alcalde de la capital, Martínez Almeida, anunció que rompía toda relación con el PSOE municipal. Bueno, parece retractarse porque lo cierto es que el comunicado está escrito en un idioma desconocido. Es difícilmente inteligible por la falta de concordancia de las oraciones, la sintaxis torturada y las comas dispuestas al azar, pero sí, parece que está diciendo que se retracta.

Rafa Latorre monólogo