Que el 23J no iba a dar lugar a una legislatura sino a un disparate lo supimos en la misma noche electoral. En cuanto escuchamos a Pedro Sánchez pronunciar aquella consigna enloquecida, dictada por la pulsión de poder, que decía: ¡Somos más!
Somos, ¿quiénes? Esa primera persona del plural cobijaba a la derecha nacionalista vasca, a la izquierda abertzale, al pospodemismo, la esquerra republicana o al prófugo de Waterloo, representante de un espacio que un día representó a la burguesía catalana.
Hoy ya la relación entre la Moncloa y Waterloo ha derivado en parodia, porque parece un gag de José Mota. O sea, a ver si ustedes lo entienden. Carles Puigdemont ha convocado a la prensa en Bruselas y les ha anunciado que suspende las negociaciones con el Gobierno pero que convoca una reunión urgente en Suiza. Que rompe las relaciones pero que seguirá hablando de la amnistía, la inmigración y todo lo que le interesa a Junts. Que se va a la oposición pero que no hará caer a Sánchez.
Pero si él mismo ya había matizado que con el PSOE solo había alcanzado un acuerdo de investidura y que eso no implicaba en absoluto entrar a formar parte de una mayoría de legislatura.
¿Si no estaba en la oposición, dónde estaba Puigdemont?
Yo ya entiendo que las relaciones en el tiempo de Judith Butler y Despentes se han complicado una barbaridad pero de esta no sabemos si es fluida, estable, abierta o un divorcio a la catalana.
Este es el drama de ser español, el saber que su política gira en torno de un personaje tan disparatado que vive en una corte de plástico en Waterloo y sobre todo que su agenda se resume en hacer todo lo posible por mermar la autoestima de la democracia española.
La respuesta del Gobierno es de una falta de amor propio verdaderamente alarmante. Ya entiendo que en este sanchismo crepuscular cuestiones como la dignidad suena decimonónicas pero no descarten que todo esto se solucione con la ansiada fotografía de Puigdemont con Pedro Sánchez. Por de pronto la próxima semana Sánchez va a Davos, el 22 de enero, no vaya ser que tenga que hacer una escala. Pueden verse en Zúrich, donde va a aterrizar el avión presidencial.
Hoy Sánchez se ha ido a Asturias, que no sólo es una comunidad maravillosa sino que es la sede de la federación más plácida del socialismo. Porque al contrario de Emiliano García Page en Castilla La Mancha, Adrián Barbón gestiona una mayoría sin estar enfrentado con Ferraz.
El PSOE está culminando la renovación de sus liderazgos regionales. El proceso ha demostrado que se trata de un partido perfectamente domado, de una verticalidad vertiginosa, con la excepción de alguna aldea gala que ha resistido al aparato de Ferraz.
Es el caso de la Extremadura de Miguel Ángel Gallardo, que le ha ganado unas primarias a la dirección, pero que no quiere revanchismos y hoy ha estado en Más de Uno con Carlos Alsina con un discurso muy conciliador.
Gallardo no quiere ser conocido como el barón díscolo y quiere creer que cuenta con todo el apoyo de Ferraz.
Lo cierto es que su destino ya estaba dramáticamente ligado al apellido Sánchez, porque Gallardo está respondiendo ante los jueces por la extrañísima hoja de servicios de David Sánchez Pérez-Castejón en la diputación de Badajoz. Lo cierto es que el interrogatorio de la juez al hermano de Sánchez pasará a engrosas la antología del disparate en una sede judicial. No fue capaz ni siquiera de citar sus atribuciones, sus compañeros o el lugar de trabajo.
Sin embargo Gallardo dice que él no fabricó ningún cargo a medida cuando era presidente de la Diputación. La respuesta que le ofreció a Alsina fue algo desconcertante porque se trata de un argumento parecido al del Fiscal General del Estado cuando dice…. si yo quisiera revelar información privada con toda la información secreta de la que dispongo.
Lo que dice Gallardo es que es que si quisiera habérselo creado se lo hubiera creado, pero que no se lo ha creado.
La juez ha preguntado este viernes en la última ronda de declaraciones del caso del hermano del presidente del Gobierno, David Sánchez Pérez-Castejón, y su controvertida relación laboral en la Diputación de Badajoz sobre la contratación de un asesor de Moncloa el año pasado por el organismo provincial para servir de apoyo al músico, que desde 2022 ocupaba la plaza de jefe de Artes Escénicas.
Como adelantó EL MUNDO en mayo del 2024, la Diputación de Badajoz contrató por concurso específico de méritos previo a Luis María Carrero Pérez como jefe de Sección de Coordinación y Programas de Actividades Transfronterizas, adscrito al Área de Cultura, Deporte y Juventud. Carrero ha servido de apoyo personal a David Sánchez, acompañándolo en todo momento, y ocupando su lugar de trabajo en las mismas dependencias que de forma urgente habilitó la Diputación como despacho del hermano del presidente del Gobierno, en la Plaza de España de Badajoz, cuando se conoció que la juez había abierto diligencias.