Cruel sonrisa del destino. Justo tenía prevista para hoy la visita al Papa. Pedro Sánchez ha acudido al Vaticano y ha sido recibido en audiencia por el Papa Francisco. Con lo poco evangélico que es lo que se va conociendo en España. Bueno, en el Antiguo Testamento sí hay algunos versículos que recuerdan en algo a estas andanzas… En fin, no nos perdamos en las referencias bíblicas.
La cuestión es que Pedro Sánchez se ha encontrado con el Papa y no consta que Francisco le haya tomado confesión. Desde luego Pedro Sánchez no ha hecho el acto de contrición debido porque a su salida ha tenido la oportunidad de ofrecer la séptima versión de su gobierno sobre el viaje de Delcy Rodríguez a España.
Ahora sí admite que estaba advertido por Ábalos de que la vicepresidenta de Venezuela viajaría a España. Lo sabía. No puede negarlo, el mensaje con el que se le hizo partícipe está incluido en un pantallazo en el informe de la UCO que ha convulsionado la política en España.
Sánchez lo sabía. Bien, vamos avanzando. Ahora queda por saber a qué vino y qué hizo en su corta estancia en España, además de qué trajo como equipaje. Porque la investigación policial señala que el muñidor del viaje fue Víctor de Aldama, el nexo corruptor de todas las tramas, que hoy está en prisión incondicional.
Quizás eso explique que, teniendo España un ministro de Exteriores y un ministro de Interior, quien acudiera al aeropuerto de madrugada a recibir a Delcy fuera José Luis Ábalos, ministro de Transportes sí, pero en calidad de Secretario de Organización del PSOE.
Porque ese es el verdadero problema. Que por mucho que ahora el Gobierno, el partido y la 'Sanchosfera' en pleno se hayan embarcado en la operación 'Salvar a Sánchez', la gravedad del caso la determina el hecho de que una presunta organización criminal había llegado al núcleo mismo del poder del sanchismo, allí donde confluyen partido y gobierno en la figura de José Luis Ábalos.
Sánchez se desvincula de Ábalos y advierte: "No va haber impunidad". Lo segundo no depende de él. Quizás él se crea el Rey Sol, pero él sólo puede procurarle impunidad si después de ser condenado lo indulta o la amnistía como ha hecho con todos los delincuentes que hoy son sus socios, pero antes es un asunto que compete a los jueces y que está por completo fuera de su control.
Respecto de lo primero, está aún más lejos de su alcance. Porque por muchas leyes de memoria que escriba con Bildu, no va a poder cambiar el pasado. Y es imposible desvincular a Pedro Sánchez de José Luis Ábalos. Fue el hombre que defendió junto a él la moción de censura para limpiar España de corrupción y fue el hombre más poderoso del sanchismo hasta que fue cesado, porque compaginaba la secretaria de organización del PSOE con el ministerio con mayor poder e influencia sobre las comunidad y los municipios.
Nunca jamás explicó por qué decidió destituirlo fulminantemente en el partido y en el Gobierno y tampoco ha explicado por qué luego lo incluyó en las listas para las siguientes elecciones generales y por qué además le complementó el sueldo con la presidencia del Ministerio del Interior.
Este informe de la UCO que, ya que estamos bíblicos, en algunos pasajes recuerda al Cantar de Cantares, se está sirviendo ahora en fascículos en la prensa. Entre otras sutilezas, hoy conocemos que la trama le estaba pagando a la amante de Ábalos, Jessica, un piso en la Plaza de España de Madrid. 2.700 euros al mes de alquiler durante tres años.
Así Jessica tenía un sueldo público de INECO, empresa dependiente de Transportes; el ministro le pagaba 1.500 euros en cada viaje que le acompañaba y ahora sabemos que también tenía un pisito de 2.700 euros al mes en Torre España.
Ábalos ya sabe que va a ser imputado y no está claro qué es lo que pretende cuando pide declarar como testigo. Quizás se trate de una maniobra dilatoria, porque le deja en indefensión. Al fin y al cabo como testigo no podrá mentir y como investigado estará más protegido.
Las acusaciones particulares del caso Koldo han pedido esta mañana al juez que investiga la trama corrupta que llame a declarar como testigo al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, después de conocerse que su nombre aparece en el último informe presentado por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. Asimismo, también solicitan la declaración de la ex ministra de Economía y actual presidenta del Banco Europeo de Inversiones, Nadia Calviño, quien, según el informe, habría participado en reuniones clave con José Luis Ábalos y otros actores implicados en el caso.
'El Confidencial' recuerda que el mismo día en que se celebraba una reunión de la cúpula del Gobierno para decidir el rescate de Air Europa, Begoña Gómez se reunía en privado con el CEO de Globalia, Javier Hidalgo, lo que no deja de ser una coincidencia curiosísima.
Hoy ha recibido Sánchez otra mala noticia en su empeño de convertir el caso Begoña Gómez en el Caso Peinado, porque el TSJM ha inadmitido este viernes la primera querella interpuesta contra el juez. Se trata de una querella interpuesta por un particular que en su día, hace ya mucho, fue famoso: Máximo Pradera.
Hay otras querellas interpuestas que tienen como misión minar el crédito del juez y expandir sospechas de prevaricación, incluida una de la Abogacía del Estado, institución convertida ya en el bufete particular de los Sánchez-Gómez. La primera ha sido tumbada.
En plena conmoción por lo sabido y con el pavor de lo que está por saber, hoy varios miembros del Gobierno se han pronunciado sobre el caso. La operación es evidente y basta leer la prensa muy afín o escuchar a los voceros más esforzados: que todo caiga sobre Ábalos, nada salpique a Pedro Sánchez y luego hacer unas analogías históricas bastante retorcidas.
Alguna responsabilidad cabrá exigir a quien tiene a su hermano imputado, a su mujer imputada y al que fuera su secretario de organización al borde de la imputación. La oposición considera que el caso acelera la descomposición de un gobierno que se encuentra a la deriva y Alberto Núñez Feijóo considera que el deterioro ya es imparable y que exige tomar medidas drásticas.