EN LA BRÚJULA

El monólogo de las ocho: "La intención de este plan de acción por la democracia, de tan sarcástico nombre, es desviar la responsabilidad"

Rafa Latorre reflexiona sobre el plan de acción por la democracia.

Rafa Latorre

Madrid | 17.09.2024 20:22

Ahora les hablamos de las miserias nacionales y los planes de control de los medios del Gobierno, pero la historia del día, la que está acaparando la atención mundial está en el Líbano y en Siria. Es una de las operaciones antiterroristas más espectaculares que haya ejecutado Israel, por la cantidad de objetivos alcanzados pero también por el método utilizado. Los buscas de miles de terroristas de Hizbullah han empezado a estallar. Como son dispositivos que suelen portarse cerca de zonas muy sensibles, las heridas provocadas son de consideración.

Israel había avisado de que estaba estudiando extender sus operaciones a Hizbullah, el temible ejército terrorista que opera en el sur de Líbano a las órdenes de Irán. Lo que no imaginaban los milicianos islamistas, es que ellos mismos portaban en sus buscas la bomba con la que los atacarían.

Hablamos de más ocho muertos y más de dos mil heridos, entre los que se encuentra el embajador de Irán en el Líbano. Puede que la espectacularidad de la acción coordinada deslumbre de tal manera que impida ver la importancia de lo ocurrido.

Israel no ha hecho comentarios al respecto. Ni confirma ni desmiente que esta sea una operación suya. Pero… hombre… parece bastante improbable que la explosión simultánea de miles de buscas en los bolsillos de terroristas de Hizballah sea por un defecto de fábrica.

Hizballah no es Hamás. Quiero decir, al lado de Hizballah, Hamás es la banda de porra. Hablamos de una organización terrorista del tamaño y poder destructivo de un ejército convencional y el respaldo de una potencia genocida como Irán.

Hace una media hora que ha comenzado en Estrasburgo el debate para que el Parlamento Europeo reconozca a Edmundo González como el ganador de las elecciones en Venezuela, el presidente electo de los venezolanos, y que declara, por tanto a Nicolás Maduro como un usurpador.

El Congreso de los Diputados del Reino de España instó antes al Gobierno español a adoptar una posición diplomática más comprometida en Venezuela, pero la diplomacia española sigue de perfil. De perfil bajo. De perfil minúsculo. Y eso que Nicolás Maduro ha sumado esta noche la burla al crimen. Porque después de la detención arbitraria de dos ciudadanos españoles, se ha reído de ellos en su programa de televisión. La respuesta de José Manuel Albares, ministro de Exteriores, es bastante tímida

El grupo socialista en el Europarlamento votará en contra del reconocimiento de Edmundo González. Se imponen por tanto las tesis del socialismo español.

Ha llegado el día esperado y el Consejo de Ministros presenta el plan de acción por la democracia, el nombre es puro sarcasmo, que Pedro Sánchez empezó a concebir el día que imputaron a su mujer. Porque la urgencia por sanear el ecosistema mediático despertó el día en que un juez imputó a Begoña Gómez y ni un día antes. El origen de una iniciativa es fundamental para entender cuál es su intencionalidad… y la intención de este plan de acción por la democracia, de tan sarcástico nombre, es desviar la responsabilidad. Y que no sea el gobierno quien dé explicaciones por sus escándalos de corrupción sino que sean los medios los que den explicaciones por publicarlos.

Por eso no hay que perderse persiguiendo señuelos… Dicen que quieren desregular las injurias al Rey. Es un señuelo. Igual que la ofensa de los sentimientos religiosos y la regulación de los debates. Son señuelos. El plan del Gobierno es una exposición de ideas y propuestas, en la mayoría de los casos sin concreción ni desarrollo y que precisará de un sinfín de iniciativas parlamentarias para ir dándole forma. Y los partidos del Gobierno están en minoría.

Ahora bien, bajo toda esta hojarasca normativa hay una evidente voluntad de control. Que se resume en esta frase cristalina pronunciada por el ministro Ernest Urtasun tras el Consejo de Ministros.

Es que el ministro Bolaños es muy jesuítico como para que se le sepa un resumen de una sinceridad tan desgarradora, pero para eso está el buen Urtasun.

Lo fundamental de este plan está en otro lado, no en las injurias al Rey y la Ley Mordaza.

El Gobierno se arroga la autoridad de conceder las credenciales de lo que es un medio de comunicación. Y para tenerlos bien ordenaditos, propone un registro que será tutelado por la CNMC. Será algo parecido a la colegiación obligatoria de tiempos pretéritos.

Con un añadido especialmente dirigido a las cuentas de resultados, el Gobierno fijará nuevos criterios para el reparto de publicidad institucional, lo que servirá para compensar los afectos. Ya se sabe que el diablo está en los criterios. Y verán cómo la reordenación de los criterios ofrece como resultado un premio al oficialismo mediático.

Eso en el caso de que este conjunto de iniciativas prosperen en el trámite parlamentario. Que eso está por ver, porque puede afectar a las biosferas mediáticas que los socios nacionalistas del Gobierno han cuidado con tanto mimo durante décadas.

Hoy el Senado ha albergado una sesión de control en la que las actividades privadas de Begoña Gómez han vuelto a tener su protagonismo. Le pregunta el senador popular Sanz Vitoria al ministro Bolaños.

Esto tiene bastante que ver con el debate sobre la libertad de expresión, porque aquí se juntan varios acontecimientos inéditos. Lo más asombroso desde luego es que precisamente cuando se encuentra asediado por varios escándalos de corrupción, el Gobierno se proponga reformar asuntos que afectan a la libertad de prensa de una nación democrática. Prospere o no el plan, uno de sus objetivos no requiere de sanción parlamentaria, porque es generar un clima de incredulidad en el que las informaciones veraces se confundan con los bulos, de manera que no sea el Gobierno quien tenga que responder por sus escándalos de corrupción.

El monólogo de las ocho

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