CON RAFA LATORRE

El monólogo de las ocho: "No llamen a esto concierto, llámenlo recital"

Rafa Latorre reflexiona en su monólogo sobre el previsible nombramiento de José Luis Escrivá como gobernador del Banco de España y la financiación singular de Cataluña.

ondacero.es

Madrid | 03.09.2024 20:34 (Publicado 03.09.2024 20:31)

¿Cuánto costó recuperar el crédito del Banco de España tras la crisis financiera? Y si en algo hay un acuerdo en esta España de la polarización es que la gestión eficaz y autónoma de Pablo Hernández de Cos consiguió restañar su reputación tan maltrecha que hasta Pedro Sánchez, el Pedro Sánchez del pasado, tenía claro que una de las peores decisiones de Zapatero había sido politizar la institución nombrando gobernador a Miguel Ángel Fernández.

Se quejan mucho de que se hable de sanchismo, pero es que el sanchismo es una política muy particular y con rasgos muy definidos. Por cada tropelía de Sánchez hay una declaración en el pasado de Sánchez impugnándola. Con lo cual la más eficaz oposición a Sánchez ya se la ha hecho Sánchez hace tiempo.

Otro rasgo definido y definitorio es la ostentación. Porque tropelías cometen todos los gobiernos y todos pretenden extender sus tentáculos a las instituciones públicas, que debería ser independientes, pero ninguno lo hace con el descaro, el arrojo y la arrogancia con la que lo hace este gobierno de Sánchez, que nombra directamente a sus ministros.

José Luis Escrivá pasará de ser ministro a gobernador del Banco de España sin un solo día de descompresión política. Igual que Dolores Delgado. Otra institución, el Banco de España, que igual que la Fiscalía General del Estado, queda sumida en el descredito y con su apariencia de imparcialidad pulverizada.

¿Qué opinará el gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, de la reforma de las pensiones que proyectó el ministro de la Seguridad Social, José Luis Escrivá? Es fácil preverlo, y aún más fácil es prever cuál será la credibilidad que merezca.

Bueno, esto es el sanchismo. La dilapidación del crédito de las instituciones públicas en beneficio de un gobierno en minoría absoluta. En contra de la oposición, que incluso renunciará a proponer al subgobernador, como es tradición. José Luis Escrivá, unos de los ministros más longevos de Sánchez será el gobernador del Banco de España. Alberto Núñez Feijóo lo ha denunciado pero suponemos que no le ha sorprendido porque la verdad es que la decisión no puede ser más coherente con el espíritu del sanchismo

Una de las consecuencias más visibles de la politización es que nadie creerá que la decisión tomada por el Constitucional sobre la Ley de Amnistía no responde a un amaño político. Es más, ya se puede incluso adivinar con un margen de error del más o menos 0,8% cuál será el resultado de la votación y aún los argumentos esgrimidos.

Tan evidente es que el Constitucional será ahora el teatro de operaciones de la política para recusar a magistrados de uno u otro lado y así poder torcer las mayorías. Ya ven que esto no va de ciencia jurídica sino de aritmética. Se da por supuesto que hay una mayoría de 7 a 4. Mañana será de 7 a 5, porque se incorpora José María Macías a propuesta del Partido Popular.

El PP tratará de recusar a los ex altos cargos del gobierno y probablemente al ministro 23, que es el presidente del órgano, Cándido Conde Pumpido.

El País ya ha anunciado que pueden perder toda esperanza. El margen de error de un anuncio semejante en El País es también de más o menos 0,8%.

El Constitucional se blinda para evitar el intento del PP de romper la mayoría a favor de la amnistía. Una decisión de 2021, con mayoría conservadora, permite tumbar las recusaciones que ha anunciado Feijóo y que abren la gran batalla política de la ley decisiva.

¿Qué ocurrirá? Pues muy probablemente haya una recusación voluntaria, que es la de Juan Carlos Campo, porque sería obsceno que el ex ministro de Justicia que se expresó en términos tan rotundos en contra de la amnistía, ahora vaya a votar a favor de su constitucionalidad. Pero el gobierno tendrá igualmente asegurada la mayoría suficiente para que el Constitucional bendiga la amnistía.

Y ahora permítanme un segundo para hablar de geografía ibérica. Es muy interesante ya verán. Cuál será el desconcierto en el Partido Socialista acerca del concierto en Cataluña que se han ido a Soria para explicarlo. Pero esperen, porque ya han regresado de Soria y aún han vuelto a ir.

Me hago cargo del lío. Aquí viene el contexto. Ayer la portavoz de Ferraz, Esther Peña, dijo que Cataluña necesitaba una financiación singular y se remitía nada menos que a Soria y a Teruel. Esto sería gracioso si no fuera insultante. ¿En qué se parece Cataluña a Soria?

Miren, Soria tiene una singularidad innegable: una densidad de población siberiana. Esto no es una exageración. Es así. Densidad de población siberiana. Es decir, una dispersión que exige una tratamiento especial para que personas que viven en lugares distantes puedan tener acceso a unos servicios públicos. Bien. ¿Cuál es la singularidad de Cataluña? Planteado de otra forma. ¿Qué tiene Cataluña que no tenga la Comunidad Valenciana? ¿Qué? Una cosa: los votos de Esquerra para investir presidente de la Generalitat a Salvador Illa. Nada más.

Hoy parecía que a Patxi López le había dado un rapto de cordura y aún de vergüenza y decoro en el Congreso de los Diputados y por eso se permitió corregir a Esther Peña.

Pero esperen, que aún quedaba una portavoz socialista por hablar. La portavoz del Consejo de Ministros, Pilar Alegría, que ha desautorizado la desautorización de Patxi López. Y ha vuelto a desplegar el mapa para explicar por qué Cataluña va a tener un concierto fiscal que le permite acaparar más recursos.

¿Cataluña es una isla? Pero que digan cuál es la singularidad de Cataluña. ¿Qué es lo que la distingue de la Comunidad Valenciana? Pilar Alegría es aragonesa. Quizás debería tratar de explicárselo a sus compañeros socialistas aragoneses, que se han levantado contra el privilegio fiscal de Cataluña con el que el gobierno ha querido comprarle a Esquerra los votos para la investidura de Salvador Illa. Desde luego, no llamen a esto concierto. Llámenlo recital.

El monólogo de las ocho:

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