EN LA BRÚJULA

El monólogo de las ocho: "Pedro Sánchez se dispone a negociar el borrado de esa historia"

Rafa Latorre reflexiona en su monólogo sobre la propuesta de Pedro Sánchez como candidato a la investidura y la manifestación de Sociedad Civil Catalana.

Rafa Latorre

Madrid | 03.10.2023 20:14

Fue a las 21:00, así que a esta hora los españoles todavía no sabían lo que el Rey iba a decirles. Hablamos de tal día y como hoy de hace 6 años. 2017. Cataluña estaba sumida en el caos y el Rey no se anduvo con palabrejas sin sentido. Le pidió a las autoridades que restablecieron y a los españoles de Cataluña les envió un mensaje.

Ese mensaje solemne tuvo una prolongación civil en la manifestación que el 8 de octubre recorrió las calles de Barcelona. Desbordó todas las expectativas. Nadie esperaba una reacción semejante. Es más, se les había advertido a los de Sociedad Civil Catalana que la posibilidades de naufragar en el ridículo eran muy elevadas. Mucho ha cambiado desde aquel octubre, tanto que ya hay que jurar que aquello ocurrió tal y como lo recordamos. Pero, lo principal es que hoy Pedro Sánchez se dispone a negociar el borrado de esa historia, la extinción de los delitos y la impunidad del hombre que declaró unilateralmente la independencia de Cataluña y huyó para no tener que responder por ello.

El PSOE no podría ir a esa manifestación sin arruinar las posibilidades de la investidura. Porque el lema de la marcha es: "No en mi nombre, ni amnistía y ni autodeterminación". Elegirá la investidura.

Mucho ha cambiado desde aquel día en que un socialista, Josep Borrell, cerró aquella marcha multitudinaria de Sociedad Civil Catalana. Ahora que algo también permanece y es la consideración que a la Generalitat le merecen quienes allí acudan. Esta declaración es de hoy, de la portavoz del Gobierno catalán, Patricia Plaja.

Uno de esos viejos socialistas, a los que unos puede distinguir porque eran los que ganaban con mayorías absolutas y no tenía que someterse a pactos indignos

Este domingo, la marcha de Sociedad Civil Catalana también la cerrará un socialista. Uno de esos viejos socialistas, a los que unos puede distinguir porque eran los que ganaban con mayorías absolutas y no tenían que someterse a pactos indignos. Es Paco Vázquez, el exalcalde de la Coruña. Hoy la organización ha presentado el acto de protesta con el que convocan a los españoles a manifestarse el domingo en Barcelona. También intervendrá la jurista Teresa Freixes, que pocas personas habrá capaces de explicar mejor cuáles son la consecuencias que vendrán para el Estado de Derecho si los independentistas encuentran satisfacción a sus exigencias.

Sociedad Civil Catalana le ha pedido a los partidos que no infesten la marcha con logos y banderas partidistas. Ya se puede prever cuál va a ser la reacción del gobierno, porque sus terminales ya reproducen disciplinadas el argumentario. Dirán que como ha ido Feijóo y por allí andará Abascal, pues es otra foto de Colón. Claro, lo que pasa es que hay otros miles de personas que a lo que acudirán es a decir que a ellos nadie les ha preguntado por un pacto indigno.

Ha llegado el tiempo de Pedro Sánchez. El Rey le ha encomendado la investidura. Ya saben que conviene leer con detenimiento los comunicados de la Zarzuela. El Rey no es una figura explícita salvo cuando la situación es muy grave. U buen ejemplo lo tiene tal como día como hoy de hace seis años. Lo normal es que todo sea sutil, sugerido, de ahí que el lector atento del comunicado de hoy se detuviera en una frase. Por la fórmula utilizada. Primero desgrana el reglamento y luego dice "a la vista de la previsión constitucional y de la disposición a ser candidato en un nuevo proceso de investidura el Rey ha propuesto".

Es conocida la forma que tiene Sánchez de admitir que hará lo que prometió que jamás haría

Así que en realidad al Rey no le constan porque no le pueden constar los apoyos con los que cuenta Sánchez, aunque cualquier puede intuir que los tiene. Y a la opinión pública no le consta cuál es el precio que va a pagar por ellos, aunque cualquiera puede intuir cuál es.

Es fácil si uno presta atención a la comparecencia de prensa que ha ofrecido después de que la presidenta del Congreso Francina Armengol confirmara su candidatura.

Le preguntaron, le repreguntaron y le volvieron a preguntar. Nada. No pronunció la palabra amnistía, en cambio sí dijo que no habrá referéndum, cuando nadie le había preguntado. O sea que sí, que habrá un amnistía. Es conocida la forma que tiene Sánchez de admitir que hará lo que prometió que jamás haría: y es decir que va a hacer algo mucho más grave. Además todo esto lo ha sazonado con una glosa de las bondades de los indultos.

Como si los indultos fueran un preludio exitoso de la amnistía. Jamás se había planteado así. Claro. Es que la razón de los indultos fue la misma que la que ahora se plantea para la amnistía. Un apoyo parlamentario. Un puñado de votos. ¿O es que sólo reparó en lo beneficiosa que sería la amnistía para la pacificación de Cataluña cuando supo que los votos de Puigdemont era necesarios para seguir siendo presidente?

Lo que ahora le queda es afinar los detalles técnicos, porque España sigue siendo un Estado de Derecho y a pesar de todo los procedimientos importan y no todo lo puede la voluntad. De ahí que hoy Pedro Sánchez mencionara explícitamente al Tribunal Constitucional. Como atribuyéndole la condición de árbitro de la disputa que viene. Porque disputa habrá.

Ahora se reunirá personalmente con todos los grupos parlamentarios incluido Bildu. Pero, no con Vox. Bildu sí, no Vox. Había otra cuestión pendiente. Saber si le pediría la abstención o los votos al PP. No lo hará. Se reunirá mañana mismo con Alberto Núñez Feijóo que comparecía antes que él para confirmar ante los españoles su voluntad de enfrentarse a los pactos indignos que Sánchez suscriba.