Cándido Conde-Pumpido ha visto colmada su ambición y presidirá el Tribunal Constitucional. El plan del Gobierno ha triunfado y además se ha consumado de manera abierta y sin disimulos. Dos nuevos miembros del Constitucional guardan una disciplina militante al Gobierno, uno fue ministro de Justicia de Sánchez, otra fue alto cargo de presidencia. Hay además una mayoría aplastante de llamada sensibilidad progresista, 7 a 4.
Y en una suerte de vendetta por haberles dificultado los planes, también han acaparado la vicepresidencia del órgano de garantías, que ocupará Inmaculada Montalbán.
Este tribunal será quien decida la constitucionalidad de los presentes recursos y de las futuras leyes que Pedro Sánchez plantee. Eso incluye su agenda para Cataluña, claro, y a ello se ha referido específicamente Cándido Conde-Pumpido.
Bienvenidos a 'La brújula'. Hoy estamos en formato Supercopa, eso quiere decir que a las 8 tomará el micrófono Edu García con el 'Radioestadio' para narrarles el Real Madrid-Valencia que se juega en Arabia Saudi y cuando termine el partido regresamos con la tertulia. En un día en el que hay mucho que analizar.
El Gobierno ha ganado
Cándido Conde-Pumpido ha ganado la batalla por la presidencia del Constitucional. El Gobierno ha ganado. A María Luisa Balaguer alguien le engañó y le hizo creer que tenía posibilidades de batir a Cándido. Tampoco han afinado demasiado los magistrados conservadores que elevaron al Constitucional a María Luisa Segoviano en lugar de a José Manuel Bandrés, pensando que así evitarían que Conde-Pumpido alcanzara la presidencia.
Segoviano ha mantenido la discreción hasta el final y ha decantado la balanza. De hecho, bien se puede decir que jugó al equívoco respecto de sus intenciones y muchos creían que en realidad ella votaría a Balaguer. No ha sido así, Segoviano decidió finalmente la votación a favor de Conde-Pumpido. 6 a 5. Todos los conservadores votaron a Balaguer y ella se votó a sí misma. Todos el resto de los llamados progresistas votaron a Conde-Pumpido, incluido él mismo. Se reproduce por tanto la división en el TC y además el hecho de que ni siquiera se haya mantenido la tradición de ceder al otro bando la vicepresidencia permite augurar que la división es irremediable. Esto es una batalla abierta que ahonda en el descrédito del Tribunal Constitucional, porque además la apuesta que hacía el Gobierno por uno de los candidatos era manifiesta.
¿Y ahora qué? Hay toda una serie de leyes que están recurridas y que este tribunal con nuevos equilibrios va a tener que estudiar. Y luego está el futuro. Cándido Conde- Pumpido ante el Pleno que le ha nombrado presidente ha mentado al elefante en la habitación. El elefante en el Tribunal Constitucional. Esto lo cuentan fuentes presentes en el pleno ((se pueden ustedes imaginar que ahora mismo el Constitucional es un coladero… en este ínterin en el que se encuentra)). Conde-Pumpido ha dicho en su primer discurso ante el pleno que «la Constitución no permite ni la secesión, ni la independencia ni la autodeterminación». Y ya que tenga que recordar esto o que crea necesario explicitarle da la medida de cuál es la situación política en España. Es que la autodeterminación está ya en el centro de la conversación pública.
Que el Supremo se humille rectificándose
Mientras tanto, el borrado de la sentencia del procés avanza a toda marcha. Mañana entra en vigor la reforma del delito de malversación y la derogación de la sedición y, claro, las defensas de Junqueras y el resto de independentistas condenados ya a preparan los escritos para pedir la absolución,, es decir que el Supremo dicte una nueva sentencia, esta vez absolutoria. Algo que a Félix Bolaños, ministro de la presidencia le parece perfectamente normal. Claro, que le parece normal. Si es que es normal. Hombre, le han hecho desaparecer los delitos por los que fueron condenados, pues ellos quieren ahora que el Supremo se humille rectificándose.
¿Y Carles Puigdemont? Porque Carles Puigdemont no ha sido juzgado. Permanece huido en Bélgica. ¿Qué ocurre con él? Pues el juez Pablo Llarena ya está trabajado en un auto para modificar los delitos por los que reclama al ex presidente catalán. ¿De qué lo acusa? De rebelión no, porque el Supremo no la dio por probada. La sedición no existe. ¿La malversación? Bueno, la malversación era para cometer una sedición y en cualquier caso ha sido drásticamente rebajada. ¿Desórdenes públicos? Los hechos probados de la sentencia no se relataron para demostrar que hubo unos desórdenes públicos agravados.
Es que puede que Carles Puigdemont pueda no pisar en su vida la cárcel porque lo que hizo se considera hoy una minucia penal. En cualquier caso, el auto de Llarena se espera para ya, porque mañana entra en vigor la reforma del Código Penal.