El PSOE ya controla Radio Televisión Española y ese control se manifiesta de la forma más desinhibida. Nunca antes había sido tan impudoroso. Por tanto, la reforma que ahora prepara de los órganos de gobierno de los medios públicos tiene un sentido más profundo y habría que acudir al muro de la investidura para encontrarlo.
¿En qué consiste la reforma? El Gobierno, mediante un decreto del Consejo de Ministros, cambia la ley de RTVE para imponer un nuevo modelo y nuevos equilibrios en la sala de mandos: el Consejo de Administración se amplía a 15 miembros, frente a los 10 actuales. Y un sistema de elección: Si no se nombran los consejeros por mayoría de dos tercios en las Cortes (233 votos del Congreso), para lo que se requiere un pacto entre socialistas y populares, en segunda votación podrá hacerse por mayoría absoluta. Esto es, por 176 votos, que son los que sumaría el Ejecutivo con sus socios. Para esto han hecho ministro de Transformación Digital a Óscar López.
Cuando un Gobierno del PP se atrevió a proponer algo semejante, arreciaron las protestas, el ente se tiñó de negro, sonaron las trompetas del apocalipsis. Nada de eso va a ocurrir ahora, claro. Se confirma que el problema no era el qué, sino el quién.
Pero para qué hace esto ahora el PSOE… por una única razón… para aislar al PP, para premiar a sus socios, que tendrán más poder, y para avanzar en la verdadera revolución institucional. España ya solo se podrá gobernar mediante los bloques, no mediante el acuerdo entre los partidos de Gobierno. Es el muro que anunció Pedro Sánchez en su discurso de investidura. La polarización y el frentismo como sistema.
Y dirán ustedes… pero qué ocurrirá si cambian las mayorías y, pongamos, el PP y Vox logran una mayoría simple que les permita convertir el Consejo de Radio Televisión en una apisonadora… Eso es muy interesante porque… o bien el PSOE confía en que conseguirá evitar por siempre la alternancia o es que a Pedro Sánchez le importa una higa lo que sea del PSOE cuando él deje la Secretaría General.
Así que vinieron a despolitizar la televisión pública y han terminado sumiéndola en el politiqueo más absoluto. Igual que lo que pretendieron hacer con el CGPJ, solo que entonces Bruselas frenó la operación.
Claro que en esto el PP lleva el pecado en la penitencia, porque ha demostrado su voluntad de control de las televisiones allí donde ha gobernado, pero… un pero muy grande… Nunca antes en la historia de RTVE se había llevado a cabo un Real Decreto Ley como el que ha aprobado el Consejo de Ministros. Tanto por la forma como por el fondo. Ni siquiera la Ley de 2006, la cual modifica este Real Decreto, se gestó de esta manera.
Esto es algo mucho más profundo y que trasciende por completo de la voluntad de control de Radio Televisión Española, que como les digo, ese control se expresa con una desinhibición absoluta.
Esto es parte del cambio del modelo institucional, que consiste en fundar una nueva legitimidad que incluya a Bildu, excluya a Vox y envíe al PP a los suburbios del sistema. Y si no verán ustedes cómo Arnaldo Otegi termina sentando a uno de los suyos en el puente de mando. Verán.
La fragmentación parlamentaria impide que Pedro Sánchez pueda cumplir sus más disparatadas promesas. Pero sí puede hacer partícipes a sus socios del reparto de la tarta institucional, con la satisfacción añadida de marginar al PP. Y eso es lo que está haciendo. Hoy el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo denunciaba que ese es el único proyecto de Sánchez
Por de pronto, quizás algún espectador, no demasiado suspicaz ni observador haya reparado en que Pablo Iglesias ha vuelto por sus fueros en la tele pública. Está en todos los programas… está también en Radio Nacional… ¿Cómo es posible? Es lo que tiene disponer de dos consejeros en el Consejo de Administración de RTVE y además ser un partido clave para la aprobación de cualquier ley.
Ya lo saben, porque él mismo se ha encargado de decirlo, que Pablo Iglesias prefiere controlar TVE que el CNI. No la controla, pero puede modular su presencia y es verdad que su presencia televisiva es portentosa. Consigue captar la atención.
En eso está Podemos… En pasarle por la izquierda a Sumar, atrapado en una coalición castrante. Sigan atentos a Podemos, que esa minúscula facción del grupo mixto pretende volver a la vida mediante un golpe de mano en la negociación de las cuentas. A eso está encaminada la negociación tal y como la ha planteado. Primero impone unas exigencias imposibles y luego se traga la llave mediante una consulta que les mandatará a no rebajarlas.
Podemos, otra vez Podemos, actor principal de la política española.
Núñez Feijóo apoya y evita añadir más aclaraciones al plante de Ayuso a Pedro Sánchez el próximo viernes en Moncloa. Prefiere el líder del PP, con esa concisión que acabamos de escuchar, dar por zanjada la decisión de la presidenta de la CAM por la que insistentemente era preguntado Feijóo a su salida del foro Metafuturo que organiza Atresmedia en el Ateneo de Madrid…
Ha evitado Feijóo posicionarse sobre lo que hubiera hecho él. Hasta la fecha, todos presidentes autonómicos del PP han acudido a esa bilateral. El viernes lo hará la balear, Marga Prohens, y después la extremeña María Guardiola. Traduce esa ausencia de Ayuso la ministra portavoz, Pilar Alegría
El ministerio de Transportes cambia su versión de lo ocurrido este fin de semana entre Atocha y Chamartín. Ustedes pudieron conocerlo gracias a la investigación de los medios, pero ahora es el ministro el que se ve obligado a confirmarlo. Pudo ser una catástrofe humana. Un responsable de circulación del centro de control de tráfico en Chamartín reaccionó a tiempo para evitar que el Alstom que se descolgó por el túnel de Atocha acabara arrollando a otro tren de Iryo que estaba esperando para hacer su llegada a Chamartín. En concreto, el responsable de circulación utilizó las agujas para cambiar el Alstom de vía y evitar el riesgo de colisión. La velocidad que alcanzó el tren vacío hizo que descarrilara a la altura del Jardín Botánico, ya cerca de la estación.
Tan cerca estuvo la cosa de que el caos que se vivió fuera además una terrible tragedia humana.