EN LA BRÚJULA

El monólogo de las ocho: "En público, los demócratas tratan de calmar las aguas. En privado, confiesan su profunda preocupación"

El monólogo de Rafa Latorre en el que reflexiona sobre el debate el debate presidencial de Estados Unidos entre Joe Biden y Donald Trump.

Rafa Latorre

Madrid | 28.06.2024 21:02

Hace unos minutos Joe Biden subía al escenario de un mitin crítico en Realeigh, Carolina del Norte. Es un momento crítico porque quizás sea el mitin seguido con más atención de toda la campaña. Biden ha presentado un aspecto muy distinto al del debate de anoche, y también un vigor y una voz muy distintos, pero ¿servirá esto de algo para conjurar el pánico que invade ahora mismo a la campaña demócrata? Esa es la gran pregunta

Les voy a contar algo del debate de anoche. La imagen más lastimera no la ofreció Joe Biden hasta que se cerraron los micros. En el transcurso de la cita se mostró dubitativo, balbuciento, lento y algo aturdido. Pero fue cuando se apagó el micro cuando Biden ofreció la más preocupante apariencia de vulnerabilidad. Donald Trump salió del plató enérgica y tan rudo como siempre, ni siquiera se despidió de los presentadores de la CNN. A Biden fue a recogerlo al mismo atril su mujer y le ayudó a bajar las escalera con un ademán anciano que mostraba una pavorosa debilidad física. Pavoroso no sólo porque aún sea el presidente de los Estados Unidos sino porque en poco tiempo ha de ser confirmado como el candidato demócrata a disputarle la presidencia a un peligro para la República como es Donald Trump.

Poco después del debate, su vicepresidenta Kamala Harris comparecía en la CNN, ante el presentador estrella Anderson Cooper. A Cooper se le suele considera afín a los demócratas y en cualquier caso antitrumpista.

Las preguntas que le ha hecho a Kamala dan la medida de cuál es el ambiente hoy en el establishment estadounidense.

Anderson Cooper pronuncia la palabra del día en el entorno demócrata… pánico… y le pregunta a Kamala Harris si Biden debería dar un paso a un lado… Kamala ofrece algunas justificaciones poco creíble y dice que Biden está fuerte

A esto es a lo que se han dedicado los demócratas hoy. A tratar de calmar el pánico que ha cundido en el partido y por cierto también en los donantes de la campaña.

Los principales donantes demócratas intercambiaron textos, emojis y GIF, algunos con humor negro, y plantearon abiertamente si era necesario un cambio radical en la lista de candidatos. Algunos miembros del comité nacional de finanzas estuvieron en Atlanta para ver a Biden de cerca y dijeron en privado que era una noche sombría, aunque pocos pudieron concebir planes concretos sobre cómo seguir adelante.

Mientras tanto, Donald Trump no ha dejado de difundir vídeos a través de las redes sociales.

Este fue el más inmediato. De una sencillez muy eficaz. Le ha bastado a los republicano con poner un fondo tristón a distintos momentos de bloqueo de Joe Biden durante el debate. Ni un comentario, ni un mensaje superpuesto a las imágenes.

Les hablábamos de los donantes. El dinero recaudado por Biden es una de las dificultades para sustituirlo. La principal es que no hay una alternativa clara. No desde luego su vicepresidenta Kamala Harris, cuya popularidad está por los suelos. Hoy los medios afines son un clamor. Hay más columnas en el New York Times pidiéndole a Biden que se retire por el bien de la República que analizando todas las mentiras vertidas por Donald Trump durante el debate.

La CNN hoy parece la Fox de ayer, porque toda la conversación gira entorno del estado cognitivo y físico de Biden. Se especula con algunos nombres, el gobernador de California, por ejemplo, Gavin Newsom… alguien por cierto que recientemente advertía de que Estados Unidos está al borde del fascismo.

Newsom estaba en Atlanta para asistir al debate… y en la CNN le han preguntado por las dudas provocadas por Biden.

Ha querido parecer muy rotundo en su respaldo de Biden. Este suele ser un requisito de quienes son señalados como posibles sucesores. Tienen que ser muy rotundos en su respaldo.

Aunque lo que hace Newsom en realidad es lo mismo que llevan haciendo los dirigentes demócratas desde que terminara el debate. En público tratan de calmar las aguas. En privado en cambio, según informan los corresponsales políticos, confiesan su profunda preocupación. Porque la campaña ahora mismo está derrumbada.

Este es un debate que ha ingresado inmediatamente en la historia política de Estados Unidos. ¿Cuántas veces hemos oído hablar de aquel debate televisivo entre Kennedy y Nixon? Aquel del que se dice que le hizo perder a Nixon las elecciones por la imagen ofrecida y por el sudor que le recorría la frente… Bien, pues hoy hoy los demócratas piensan que ojalá hubiera ofrecido una imagen como la de aquel Nixon. Ojalá.

¿Qué se puede hacer? La respuesta a la gran pregunta la aportaba el que fuera el gran gurú electoral de Barack Obama, David Axelrod.

No pretendamos entender la política en Cataluña. Y mucho menos al PSC. Miren, el resumen de la noticia de hoy es tan surrealista como este: El Tribunal Constitucional le dio amparo al PSC y resolvió que se habían vulnerado los derechos de sus diputados y ahora el PSC ha pactado una ley con los independentistas para eludir la decisión del Constitucional.

Es decir, que el Tribunal Constitucional le dio la razón al PSC y el PSC le ha quitado la razón al Constitucional. ¿No es fascinante?

Esto es lo que ocurre por haber subrogado toda tu política a tus socios independentistas. Que terminas convertido en un delirio.

El PSC ha pactado con el independentismo una reforma para burlar al TC y permitir el voto a distancia de Puigdemont. Reformará el reglamento del Parlament en julio para amparar la participación de los huidos si hay pleno de investidura. Así Puigemont, Wagensberg y otros fugados podrán emitir telemáticamente sus votos en una sesión de investidura que tendría que celebrarse necesariamente antes del 26 de agosto, fecha límite para evitar una repetición electoral.

Decíamos ayer que el PSOE tiene una relación tortuosa con los contrapoderes y tratar de zafarse de los obstáculos habituales en cualquier democracia mediante ilícitas triquiñuelas parlamentarias. Una muestra más la de hoy.

El monólogo de las ocho: "En público, los demócratas tratan de calmar las aguas. En privado, confiesan su profunda preocupación"