EN LA BRÚJULA

El monólogo de las ocho: "Puigdemont sigue cultivando la ficción de sus posibilidades para terminar de fulminar a Esquerra"

El monólogo de Rafa Latorre en el que reflexiona sobre los resultados de las elecciones catalanas.

Rafa Latorre

Madrid | 13.05.2024 20:31

Si fuera cierto lo que Pere Aragonés ha dicho hoy, Cataluña se encamina hacia una repetición de las elecciones. El problema de este análisis es que Pere Aragonés lo ha dicho en su despedida y eso altera bastante la credibilidad de su promesa.

Han pasado ya 24 horas desde que cerraran las urnas en Cataluña y todas las fuerzas políticas se han expresado hoy sobre el futuro inmediato de la comunidad. La iniciativa la tiene Salvador Illa, que para algo es el ganador, pero Puigdemont sigue cultivando la ficción de sus posibilidades para terminar de fulminar a Esquerra. Se presentará a una investidura sólo como acto de campaña de una repetición electoral.

¿Qué hará Esquerra? Está ante un dilema diabólico y, generalmente, el último servicio que le hace a un partido un líder cesante es resolverlo y ahorrarle el desgaste al que le suceda. No será el caso, la convulsión interna de Esquerra empieza hoy en la hora del adiós de Pere Aragonés.

Permítanme que les ofrezca un mero cálculo de probabilidades. Todo es posible, claro, y desde luego no es la expresión de un deseo. Ahora mismo lo más probable es que se produzca una repetición electoral. Venga repasemos los distintos caminos y veamos si son transitables.

Antes de nada hay que elegir a un presidente del Parlament y ahí es donde se evidenciará la feliz noticia de estas elecciones. Que el independentismo no tiene ya la fuerza parlamentaria suficiente para condicionar toda la vida institucional de Cataluña. La primera decisión que tomará el presidente de la cámara será encargar una investidura. Hay dos candidatos a la investidura y ambos han anunciado que se van a presentar para reunir la mayoría suficiente que les lleve al Palacio de San Jaime.

Son Salvador Illa y Carlos Puigdemont. Illa ha sido el ganador de las elecciones, así que le concederemos la iniciativa.

¿Quién le dejaría gobernar y cómo? La opción más obvia son la suma de Esquerra y los Comunes. Los pretenderá seducir con un nuevo momento Estatut. Un regreso a la era de los tripartitos para reescribir el Estatut, ahora que hay un Constitucional más partidario y que no pondrá problemas.

Esquerra niega que se vaya a prestar al enjuague, aunque francamente sería lo más racional… es verdad que pedirle racionalidad política a un partido que ha perdido un tercio de sus escaños es demasiado pedir.

La siguiente opción se topa directamente contra el muro con el se erigió la legislatura y parece absolutamente imposible conseguir concertar el apoyo de PP y los Comunes y la abstención de Vox. Esto es algo de lo que pretenden convencer a Alejandro Fernández. Que al menos lo plantee, junto con un pliego de condiciones que en ningún caso compartirán los comunes. Además, la doctrina Fernández, llamémosla así, es imponer como garantía la presencia en el gobierno del PP, porque es verdad que uno puede ser investido con votos de los no independentistas y luego gobernar con los votos de los independentistas.

Todo esto contando con que Vox llegue siquiera a plantearse que la presidencia de Illa es un mal menor que merezca su abstención.

Alejandro Fernández es un hombre exultante, que hoy se siente regado de autoridad por la resurrección del PP, que ha multiplicado por 5 sus resultados electorales, tiene otra teoría de las intenciones de los socialistas. No tanto de Illa como de Sánchez.

Esta es la única forma que tendría Pedro Sánchez de mantener el apoyo de Junts en el Congreso… y nadie duda de que Sánchez no tendría ningún escrúpulo en mercadear con lo que fuera… pero no todo en esta vida depende de Pedro Sánchez. E iniciar una guerra que llevaría al PSC al borde la ruptura, que enajenaría por completo al electorado de sus sostén político, que es Cataluña, es una forma de suicidio mucho más eficaz que jugártelo todo a unas elecciones en Otoño.

Francamente. El PP debería tener cuidado, de no llenarse de balón con esto, porque cuando anuncias una tropelía y luego no ocurre, quien va a salir beneficiado es Sánchez. Conste que la duda es legítima y es bastante razonable pensar que no ocurrirá por falta de voluntad. Pero es que no todo en esta vida depende de Pedro Sánchez

Esto aclaraba hoy la portavoz socialista, de los socialistas de Ferraz, Esther Peña. Puede que Pedro Sánchez no sea nada sin Carles Puigdemont, pero el PSOE no es nada sin Cataluña y eso Sánchez lo sabe. Toda la fe electoral de Sánchez está puesta en Cataluña. Sencillamente es una apuesta por la extinción y si algo tiene afinado Pedro Sánchez es el instinto de supervivencia.

Así que… miren… todo depende de Esquerra. Y ahora mismo la presión debe de ser rayana en la desesperación. Porque la racionalidad indica que debería evitar como fuera una nueva prueba electoral… pero, ay, las organizaciones en convulsión no entienden de racionalidad. Su lógica no es de este mundo.

Y en cuanto a la legislatura… Olvídense… No se reiniciará. Sánchez sabe que tiene un Gobierno de un parlamento ingobernable.

En estas condiciones no hay legislatura para Sánchez. No descarten ustedes que alguien tan imprevisible como Carles Puigdemont no haga una prospección acerca de la disposición del PP de presentar una moción de censura, que haría que Sánchez perdiera incluso la capacidad de disolver las Cortes. Lo que a Puigdemont le resta es una batalla en todos los frentes con Sánchez, un segundo después de que ambos voten por la amnistía que le permitirá regresar a su tierra.

Por cierto, que a partir de ahora verán como los dirigentes socialistas le dicen a Puigdemont todo lo que no se atrevieron a decirle hasta ahora. Volverá a ser el Le Pen catalán.

En cuanto a los comunes, persisten los síntomas de descomposición en Sumar. Su crisis electoral es galopante y casi no entiende de territorios. Su fuerza parlamentaria es nula y su compañero de coalición no tiene reparos en que se note que carece de influencia. Quizás todo termine por estallar tras las elecciones europeas.

El monólogo de las ocho: "Puigdemont sigue cultivando la ficción de sus posibilidades para terminar de fulminar a Esquerra"