LA BRÚJULA

El monólogo de las ocho: "Puigdemont solo canjeó la investidura por una amnistía que no termina de permitir su regreso"

Rafa Latorre reflexiona en La Brújula sobre lo ocurrido este miércoles en el Congreso de los Diputados y la relación de España con Estados Unidos tras la vuelta de Trump a la Casa Blanca.

Rafa Latorre

Madrid |

El monólogo de las ocho: "Puigdemont solo canjeó la investidura por una amnistía que no termina de permitir su regreso"

¿Qué cuál en la consecuencia del severo castigo parlamentario que hoy ha sufrido el Gobierno? Hay una avalancha de solicitudes para renovar el abono transporte. Puede que usted mismo sea uno de los miles de ciudadanos que se ha apresurado para adelantar la compra de un billete o de un abono, en previsión por la subida de los precios del transporte urbano, la media distancia o el cercanía.

Un ejemplo. El Abono Joven de Madrid tiene un precio bonificado de 8 euros. Mañana costará 20 euros.

Está el consorcio reunido para tratar de remediarlo, pero esta es la consecuencia de carecer de una legislatura, porque a esto habría que inventarle un nuevo nombre. Por ejemplo, estadía en la Moncloa. Pero llamarlo legislatura es francamente exagerado.

Estas son las consecuencias de una forma chapucera de legislar. Las pensiones no se revalorizan, el transporte sube y el PNV se queda sin su palacete.

¿Qué es lo que ha ocurrido en el Congreso? Pues que se confirma que el Gobierno no tiene mayoría, Carles Puigdemont sólo canjeó la investidura por una amnistía que no termina de permitir su regreso. Entonces cuando vienen mal dadas, como en esta ocasión, el Gobierno pretende que sea el PP el que le aporte oxígeno parlamentario y el PP se remite a la advertencia que hizo Feijóo cuando en la investidura de Sánchez éste prometió levantar un muro para marginarlo.

El Gobierno pretendía sacar adelante uno de estos decretos ómnibus que nosotros hemos bautizado como leyes botillo porque embuten todo tipo de disposiciones y el diputado al final del banquete parlamentario no sabe qué es lo que se ha tragado. Una disposición trampa sobre algún asunto que interesa al Gobierno.

Cuando el decreto botillo llega al Pleno se confirma que Junts no se sintió aludido cuando Sánchez anunció aquello de "somos más" y Miriam Nogueras hace un volquete de adjetivos desde la tribuna. Y es verdad que el Gobierno actúa como un chantajista, porque secuestra el interés general y lo embute en un decreto botillo, y si el Congreso lo tumba le echa la culpa a los grupos parlamentarios. Como ha hecho hoy el portavoz Patxi López.

Lo que ha hecho el PP es votar en contra y luego presentar una serie de proposiciones para que las cuestiones que afectan al interés general, al interés de los ciudadanos, se voten una a una. Mientras tanto, las comunidades tratan de paliar las consecuencias inmediatas de la derrota parlamentaria del Gobierno.

Pero el Gobierno no puede utilizar a la oposición como si fuera una bombona de oxígeno a la que amorrarse, recuperar el resuello y seguir con la escalada antidemocrática de la ley de amnistía, la ley Begoña, la del acceso a la carrera judicial o el concierto de Cataluña.

Por otro lado, Sánchez no quiere presentar una cuestión de confianza a la Cámara como le exigen sus socios y las cuestiones pendientes terminan tomándose la revancha, con lo cual cada de las votaciones a las que se enfrenta en el Congreso se convierten en una cuestión de confianza.

Hoy, Pedro Sánchez no ha sido testigo directo de su derrota parlamentaria. No estaba en la sede de la democracia sino en la sede de la plutocracia. En el Foro de Davos, donde ha pronunciado un discurso con el que se postula como antagonista trasatlántico de Donald Trump. De hecho, la protagonista implícita de su discurso ha sido esa tecnocasta que encarna como figura más destacada Elon Musk.

Conste que ha sido un discurso con mucho contenido y con algunas propuestas concretas, no únicamente sobre supuestos teóricos. Pedro Sánchez ha defendido, por ejemplo, la necesidad de acabar con el anonimato en las redes sociales, para que cada uno se haga cargo de sus palabras y de sus memes. También señala a los dueños de estos entornos digitales y les pide que se hagan responsables de los contenidos que amparen y promocionen sus algoritmos.

Todas estas ideas las va a llevar al próximo Consejo Europeo. Antes de su intervención, Pedro Sánchez ha concedido una entrevista a la cadena estadounidense MSNBC y desde allí ha contestado a una cuestión candente de la relación de España con Estados Unidos.

Ya saben que Donald Trump, en una declaración algo confusa, incluyó a España entre los BRICS, los países emergentes (Brasil, Rusia, India, China…). Ese bloque que se ha formado como alternativa al occidental. Como es evidente que Trump sabe lo que son los BRICS y que España no forma parte de ellos hay quien lo ha leído como una velada amenaza: si España persiste en una política exterior excéntrica respecto a asuntos como el Estado Palestino o como la guerra comercial con China, tendrá que asumir que se le trate como un BRIC y que se le impongan los mismos gravosos aranceles.

En lo que sí fue claro Trump fue cuando dijo que España gastaba muy poco y aportaba poco a la OTAN. Es cierto que España está a la cola de los países de la OTAN en gasto en Defensa y que gasta, no ya menos de lo que exige Trump, sino menos de lo comprometido, que es el 2% del PIB.

Mañana Pedro Sánchez volverá a Valencia. No lo ha hecho desde que tuvo que huir de Paiporta por las protestas. Lo que lleva a Valencia es el Congreso del partido, que confirmará a Diana Morant como líder regional. Algo tiene que hacer, porque la ausencia es clamorosa y ha decidido reunirse con los alcaldes de los municipios afectados por la DANA.

¿Y dónde está la polémica? Pues que en un gesto de una descortesía atroz, o algo peor, ni siquiera ha convocado al presidente de la Comunidad, Carlos Mazón. Política de Estado, eh. Mazón se ha mostrado indignado por el desplante.

Rafa Latorre monólogo