EN LA BRÚJULA

El monólogo de las ocho: "¿Quiso calentar Óscar Puente la visita de Milei al acusarle de haberse drogado?"

El monólogo de Rafa Latorre en el que reflexiona sobre la crisis diplomática entre España y Argentina.

Rafa Latorre

Madrid |

Henos aquí inmersos en la diplomacia del insulto. Ya resultaba bastante extravagante que la primera visita de un mandatario a un país hermano transcurriera sin un solo acto institucional programado. Estos viajes suele servir para estrechar lazos, en este caso ha situado a España y Argentina al borde la ruptura. La razón es que cuando la crisis diplomática que había provocado el ministrol Óscar Puente ya se había dado por zanjada, Javier Milei ha decidido redoblar la apuesta al llamar calaña a Pedro Sánchez y corrupta a su mujer.

¿Cuál es la situación a esta hora? Pues nada que predisponga a una solución, porque el presidente del Gobierno ha solicitado una disculpas públicas de Milei que no se van a producir.

Esto decía Pedro Sánchez en su primera reacción a los insultos de Milei. Ha sido en un foro organizado por el diario económico Cinco Días. Y les decía que no va a haber disculpas porque lo que hay por el momento son golpes de pecho. Una vez regresó a Argentina, Javier Milei ha tuiteado: «Volvió el león, surfeando sobre una ola de lágrimas socialistas»

Y luego, por si hubiera alguna duda de su espíritu de contrición, ha salido el portavoz Manuel Adorni a decir que Milei ha hablado con la verdad. Lo que no anticipa unas disculpas públicas.

¿Y ahora qué? Porque no hay disculpas. Lo que hay es reafirmación. España ha ido dando todos los pasos de la crisis diplomática. Ha llamado a consultas a su embajadora en Buenos Aires. Luego ha convocado al embajador argentino en Madrid. Lo que queda es expulsar al embajador y romper las relaciones diplomáticas. Esto no lo descarta a esta hora el ministro de Exteriores José Manuel Albares, se lo contaba a Alsina en Más de Uno.

Hoy los diarios argentinos han amanecido con durísimas críticas a la actitud de su presidente. Les leo dos tribunas que hoy publica Clarin. La que firma el profesor Patricio Giusto se titula: «Y ahora, un conflicto diplomático absurdo y sin precedentes con España…» Dice: «El Presidente Milei ha estado desplegando una política exterior basada exclusivamente en su ideología, sus preferencias personales y sus incontenibles impulsos pasionales»

Walter Schmidt se refiere al costo de los errores no forzadas y señala a Óscar Puente como el que inició las hostilidades al acusarle de andar drogado, pero añade: «En términos diplomáticos, Milei actuó a contramano de los códigos en las relaciones internacionales. Los conflictos de esta índole no se redoblan».

Y a esta ahora las televisiones no tienen otro tema… igualito que aquí…

Sobre el origen de la crisis hay teorías. Incluso sobre la intencionalidad de la crisis. Porque si la política son incentivos, lo que hoy destacan todos los análisis es que el conflicto tiene algunas beneficios particulares para los dos dirigentes. Y como la política son incentivos, cuesta creer que renuncien a explotar.

Primero, los insultos a un jefe de gobierno por parte de otro suelen provocar crisis diplomáticas y las crisis entre naciones con fuertes lazos económicos y sociales tiene consecuencias. ¿Quiso calentar Óscar Puente la visita de Milei al acusarle de haberse drogado? No sé si es suponerle mucha inteligencia táctica, pero lo cierto es que la crisis ha conseguido reproducir el marco que el PSOE considera ideal para enfrentarse a unas elecciones. Que consiste en desubicar al PP y enfrentarse a Vox en un antagonismo en el progreso y la reacción, en la que los socialistas y Vox se retroalimentan con indudable aprovechamiento electoral.

Que todo esto fuera buscado o no, ya casi es relevante.

Es interesante el lugar donde Milei pronunció su exabrupto. Es que en su primer viaje a España como presidente de Argentina, Milei ni siquiera ha ido a visitar al Rey, sino que se ha sumado a una especie de internacionales de todos los radicalismo desde donde evacuó sus ataques personales.

El acto de Vox a las puertas de las europeas reunió a todo tipo de derechas radicales, unidas en su feroz nacionalismo pero luego con programa irreconciliables. Que es lo que le pasa a todas las internacionales nacionalistas. Que sus alianzas son siempre circunstanciales.

¿Qué tiene que ver Milei con Gallardo? Es que estaba los dos ahí bajo el mismo. Uno, el vicepresdeitne de CyL hacía unos días había hablado de la redistribución de la riqueza, que a Milei eso le sonará bolchevique. Marine Le Pen es proteccionista. Pero tanto, que no duda en azuzar al campo francés contra los agricultores españoles. Y ahí estaba Buxadé, que es un hombre orgulloso de haber militado en Falange. Morawiecy advirtió de que Putin era el enemigo de Europa. ¿Opina lo mismo Viktor Orbán, que estaba allí?

Pues ahí es donde Milei decidió que iba a intervenir de forma abrupta en unas elecciones, las europeas, en las que no participa.

Así que el festival de este fin de semana para algo sí ha servido, que es para volver a poner a funcionar esa colusión de intereses electoral basada en el antagonismo entre el PSOE y Vox.

Hoy los populares, de hecho, han presentado sus iniciativas sobre una política fiscal para ayudar a los jóvenes durante los primeros años de su carrera profesional, sin embargo, han estado ubicándose en este conflicto diplomático en el que con mucha intencionalidad ha querido meterles Albares. Que en eso tienen razón… oigan, no me dicen nada sobre Ucrania, nos ocultan lo que pretenden en Oriente Próximo, no comunican nada sobre Marruecos y ahora recurren al PP porque han insultado a Pedro Sánchez.

Hoy Alberto Núñez Feijóo ha dicho que todo esto tiene muy poco que ver con su forma de concebir la política. Esto de la diplomacia del insulto que inauguraba Óscar Puente con sus ocurrencias y redoblaba la apuesta Javier Milei desde Madrid.

¿Hay sobreactuación en la actuación del Gobierno de Sánchez? Claro. Pero si Pedro Sánchez hiciera algo semejante en una visita a otro país estaríamos justamente escandalizados. De hecho, le criticamos que no se dignara a acudir a la toma de posesión, imagínense que va para llamarle de todo. Y es verdad que este gobierno, como el de Milei, somete el interés nacional a su capricho, pero que un mandatario extranjero insulte a un jefe de gobierno en una visita al país suele provocar una crisis diplomática. Más cuando le imputa delitos a su mujer.

Ahora que la reacción del Gobierno incide en algo que ya comenzó hace unos días. Lo de convertir el caso de Begoña Gómez en una cuestión de estado solo le da corpulencia a un asunto sobre el que por ahora solo se han incoado unas diligencias. ¿Quién ignora hoy en el extranjero los posibles conflictos de intereses de Begoña Gómez? Claro que ese riesgo ya lo asumió Pedro Sánchez, cuando la situó bajo el foco con aquella carta.

El monólogo de las ocho: "¿Quiso calentar Óscar Puente la visita de Milei al acusarle de haberse drogado?"