EN LA BRÚJULA

El monólogo de las ocho: "La repetición electoral no puede ser una baza estratégica"

Rafa Latorre reflexiona en su monólogo sobre Feijóo, PSOE, Junts y Otegi, Yolanda Díaz y el diálogo para formar gobierno.

Rafa Latorre

Madrid | 25.07.2023 20:22

Quizás sea oportuno recordar que la investidura es un trámite necesario, pero un trámite para la formación de un gobierno. Es decir que la investidura no es un fin en sí misma, que lo esencial es disponer de una mayoría estable que permita gobernar el país de acuerdo a un proyecto que vele por el interés nacional

El drama de España es que parece que sólo importa la investidura. Esta es una obviedad. La primera. La segunda es que repetición electoral no puede ser una baza estratégica porque es un fracaso de la política y en consecuencia una fuente de descrédito.

Estas pueden ser dos obviedades, pero resulta conveniente recordarlas en este momento político en que las dos alternativas que se le ofrecen a la nación son un pacto con Puigdemont, que sería evidentemente atentatorio contra el interés nacional, o una repetición de elecciones que sería la certificación de un fracaso.

Esas son las dos eventualidades para las que se preparan a esta hora los partidos con aspiraciones de gobierno. Alberto Núñez Feijóo ha vivido un día de Santiago muy diferente al que soñaba hace tan sólo tres días. Su equipo lo había dispuesto todo para convertir la coincidencia del día de Galicia y el patrón de España en una suerte de entronización o autohomenaje en el Obradoiro.

Su presencia allí ha concitado el interés, pero ellos no esperaban solo interés, sino euforia. Hoy Feijóo hace lo que le corresponde, que es actuar como el ganador de las elecciones que busca los apoyos necesarios para la investidura, aunque en su fuero interno ya sepa que esa investidura es del todo inviable.

Él sabe, como sabe cualquiera, que el PSOE se ha retirado discretamente hasta que él concluya ante los españoles que no tiene una mayoría para formar un gobierno. A esta hora tiene ya el no del PNV siquiera a abrir una negociación y como parece difícil que vaya a concitar el voto de Sánchez para derogar el sanchismo, salvo que se reserve un golpe de efecto en forma de original propuesta, su investidura es inviable.

Cuando esa inviabilidad se escenifique, ya sea mediante una renuncia pública a la investidura o mediante una investidura fallida, entrará en juego el PSOE con su bloque plurinacional. La denominación es muy importante. A cada realidad le corresponde una palabra y hay que ser precisos al designar un concepto.

¿Por qué Pedro Sánchez se declaró ganador de las elecciones con una euforia incontenida y por qué recibió el aplauso de su Comisión Ejecutiva Nacional?

¿Por qué Pedro Sánchez se declaró ganador de las elecciones con una euforia incontenida y por qué recibió el aplauso de su Comisión Ejecutiva Nacional? Pues porque se ha superado otro escrúpulo. El sanchismo es en buena medida la superación de los escrúpulos.

Hasta la misma noche electoral, Junts per Cat quedaba fuera de la suma. Se consideraba que Puigdemont no podía incluirse en ningún bloque. Porque está prófugo, es evidente, pero además ¿en un bloque progresista Puigdemont o Borras? Pero si son la extrema derecha catalana. ¿Qué es Puigdemont?

Hay que empezar a dejar llamar bloque progresista a lo que no lo es porque no atiende a una distinción ideológica

Pero en la misma noche electoral, de repente, se asumió con toda naturalidad que Puigdemont formaba parte de la suma que investiría a Sánchez. Así que hay que empezar a dejar llamar bloque progresista a lo que no lo es porque no atiende a una distinción ideológica. Es mucho más precisa la denominación que utiliza Pablo Iglesias: el bloque plurinacional, porque en realidad se trata de un universo de partidos nacionalistas e independentistas con el PSOE en el vértice.

De hecho, Sumar que ahora pretende jugar el papel que en su día jugó Pablo Iglesias, como mediador del bloque plurinacional. Hoy Yolanda Díaz en Al Rojo Vivo de La Sexta decía que había asumido los dos principios fundamentales para la negociación con Junts per Cat. Que nada gratis y que hay una mesa de diálogo donde hacer transacciones con la soberanía nacional.

El problema en este planteamiento es que las líneas rojas de PSOE Sumar coinciden milimétricamente con las exigencias de Puigdemont, que son la amnistía y la autodeterminación. De manera que lo determinante es ¿quién se moverá para facilitar al acuerdo? Y la respuesta tiene que ver con otra pregunta: ¿quién se juega más en el éxito de esta investidura? ¿O quién arriesga más con una repetición electoral? La respuesta es tan obvia que asusta sólo plantear estas preguntas.

El PSOE ya es un partido tan unipersonal que en realidad da igual lo que le prometa a su ejecutiva.

Y es verdad que existe algo llamado soberanía nacional. Que es la piedra angular de la Constitución y que la ley es explícita al respecto. Luego está Candido Conde Pumpido y una mayoría en el Constitucional para que un uso alternativo del derecho relativicen los obstáculos legales. Desde luego, por él no será, así se lo ha dicho a su ejecutiva, aunque el PSOE ya es un partido tan unipersonal que en realidad da igual lo que le prometa a su ejecutiva. También ha recibido un mandato para cambiar de opinión cuanto quiera.

Otro de los socios del Gobierno, uno para el que se requiere no la abstención sino el voto sí es Bildu y Arnaldo Otegi ya ha expresado sus preferencias, pero añade que también Bildu tiene sus exigencias para hacer valer sus votos.

El Gobierno ha decidido reducir al máximo sus intervenciones públicas. No hay prisa, a la vuelta de las vacaciones ya empezarán a trabajar para convencer de que en realidad Puigdemont no es tan malo.

¿Más socios de Sánchez? Claro, es que son muchos y si uno consigue grandes concesiones por su abstención, qué no exigirán los que ofrecen el sí.

El testimonio más elocuente hoy es el de Patricia Plata, portavoz del Gobierno.