Lo más impresionante de la sesión de hoy en el Senado es que Pedro Sánchez de repente se ha puesto a contestar a un discurso que no se ha producido. En su primera intervención, ha hablado de política energética, si bien en un discurso poco triunfal, pero ese era el tema. Lo que luego pasó les sorprenderá... tras la réplica de Feijóo, Sánchez ha convertido el debate sobre política energética en un debate de política general que era lo que la oposición le había pedido.
Que si el CGPJ, que si ETA, que si acusaciones de ilegitimidad… pero si nada de eso estaba en el discurso de Feijóo. Es tal ya la acostumbre de hacerle la oposición a la oposición que no hay quien le saque de ese esquema y Sánchez ha decidido un repaso de las declaraciones de Feijóo más o menos desde abril hasta hoy con un último giro más digno de Pablo Iglesias Turrión que del secretario general del PSOE. Invoca el Presidente esa conjura mediático empresarial en la que sitúa al líder de la oposición.
Y así es como el debate sobre política energética se transformó en el debate sobre el estado de Feijóo
Y así es como el debate sobre política energética se transformó en el debate sobre el estado de Feijóo, con un presidente a la ofensiva contra el líder de la oposición. En lo que se refiere a la política energética, Feijóo había acudido a la cámara a retratar la errática política energética. Sí, le felicitó por haber adoptado alguna de las políticas propuestas por el Partido Popular, entre ellas la rebaja del IVA del 21 al 5% o la más reciente: la deflactación del IRPF a las rentas medias y bajas para afrontar los efectos de la inflación.
Claro que Sánchez le permitió ampliar el abanico de asuntos y afrontar todo un debate de política general pero sobre todo ha podido responder a las acusaciones del presidente del Gobierno. Y esta frase ya permite resumir en qué ha consistido el debate. El líder de la oposición respondiéndole al presidente del gobierno.
Tenso debate entre Sánchez y Feijóo
Algo de tensión sí que hubo. Y lo que hubo fue un reglamento claramente desequilibrado porque Sánchez ha podido dedicarse durante una eterna contrarreplica, sin límite de tiempo, a hacerle la oposición a la oposición y a convertir la cita en un debate sobre el estado de Feijóo.
Se ha remontado a abril, para rescatar todo tipo de declaraciones sobre los asuntos más diversos del líder de la oposición. En su discurso se paseó la no renovación del CGPJ, Casado, Ayuso, ETA, hasta García Márquez. Pero de energía… poco… muy poco.
Llevaba la réplica escrita y no tenía límite de tiempo. Esta es la trampa del debate, porque ha podido emplearse durante más de media hora a un catálogo de descalificaciones contra el jefe de la oposición.
Claro, no podía exhibir el logro de la construcción del Midcat porque hoy mismo Bruselas se ha desentendido del proyecto. Tampoco en lo que se refiere al tope de gas ha podido exhibir el logro diplomático de convertirlo en norma continental. Pero sorprende el inesperado giro de Sánchez, en el que cada vez se hace más evidenteuna obsesión malsana con las corporaciones y con los medios de comunicación.
Es que Sánchez ya habla como un campista del 15M. O sea que hay una conjura de plutocratas y editores para evitar ¿qué? ¿Que él sea presidente del Gobienro? ¿Que Podemos esté en el Gobierno? ¿Que limite el precio del gas? ¿Que pacte con Bildu? Pero si él es presidente del Gobierno, Podemos está en el Consejo de Ministros, ha limitado el precio del gas y ha pactado con Bildu.
Sánchez ya habla como un campista del 15M
Dentro de unos días, va a meter a unos empresarios en un avión y se los va a llevar de gira a Latinoamérica. Cómo casa ese cuadro victoriano que pinta de los empresarios, como si fueran orondos señores de levita, puro y chistera, con todo esto.
El problema es que ya se adivina cuál va a ser el discurso de Sánchez para recuperar vigor antes de que comience el ciclo electoral. Un atrincheramiento en la retórica populista, como si el gobierno del pueblo estuviera asediado por poder oscuros y una forma indisimulada de hacerle la oposición a la oposición. Lo cierto es que a lo que se refiere a política energética la promesa es algo menos ambiciosa.
Sin ánimo de alarmar, todos los países han incluido en sus planes de contingencia la posibilidad de un racionamiento de la energía, esto dicho en lenguaje directo son apagones. Ninguno va a anticipar que eso lo que va a ocurrir cuando llegue el invierno, pero es un escenario factible.
Francamente no tenía pensado volver sobre el show monclovita en el que Sánchez recibió a La Gente, entendida como La Gente. Medio centenar de personas minuciosamente elegidas entre las que se encontraban candidatos, cargos del PSOE y simpatizantes del partido.
No tenía pensado volver sobre ello porque hay que dedicarse a asuntos importantes, a grandes retos que vive nuestra sociedad. Pero esta mañana viendo Espejo Público en Antena 3 apareció Patxi López y planteó un desafío matemático que no me resisto a recoger
Hay cosas que cuanto más tratas de explicarlas más ridículas parecen. Primero, votantes no. Cargos. Votantes no, don Patxi. Cuenta 20minutos que entre los seleccionados hay una teniente de alcalde del PSC, un jefe de Gabinete de Alcaldía socialista y un excandidato a liderar el PSM.
Y ahora piensen en la probabilidad de que eligiendo entre 40 millones de españoles a 50 te salgan un puñado de cargos socialistas. ¿Ustedes conocen a muchos tenientes de alcalde del PSOE? ¿Hay uno en cada pandilla?
Pero, oiga, tomemos como verdaderos los cálculos de Patxi López. El PP también tiene muchos cargos y afiliados en toda España. ¿Cuántos había entre los 50 elegidos? ¿No es improbable entonces que no hubiera ninguno? Lo dicho, si al final lo que ocurrió allí, en La Moncloa fue todo un prodigio matemático.
Liz Truss ya ejerce como nueva primera ministra
Del exterior la noticia está en Reino Unido, donde Liz Truss, la nueva primera ministra ha visitado en Balmoral a la Reina Isabel II. Esta es la imagen del día, una nonagenaria Isabel II recibiendo a una nueva jefa de gobierno. La última fue Theresa May, la anterior Margaret Thatcher.
La Dama de Hierro es la referencia más habitual a la que se acude para definir a Lizz Truss. Es verdad que hay un cierto automatismo. Mujer y conservadora como la Thatcher. Quizás sea también una cierta pereza. En cualquier, Truss confirmará o desmentirá con su ejecutoria las semejanzas con la Thatcher.