Ya tenemos un nuevo Parlamento Europeo y se atisba que va a haber un cierto continuismo en el Gobierno de Bruselas con la reedición del pacto entre populares y socialdemócratas europeos.
Sin embargo, la nueva Comisión puede caer en la tentación de pensar que puede frenar el avance de la extrema derecha acercando la legislación a sus demandas.
La Unión Europea se ha convertido en un espacio de hiper regulación. Da igual el sector que se coja, el financiero o el automóvil, y la conclusión es la misma: cuanto más regulación, supervisión y control, más caro es desarrollar cualquier actividad y no está garantizado que sea más segura.
El desarrollo de la Inteligencia Artificial es un buen ejemplo. Europa ya tiene la normativa más exigente del mundo; sin embargo, las empresas punteras en el desarrollo de esta actividad están en Estados Unidos y China.
Ojalá que los miedos de la nueva Comisión ante la amenaza de la extrema derecha no se conviertan en un nuevo tren normativa que haga descarrilar Europa.