Igual que la incoherencia constante termina resultando una forma de coherencia, se puede adivinar un método en este descontrol. De hecho hasta resulta fascinante detenerse a observarlo.
El Gobierno de Sánchez ha invertido el proceso natural de la propaganda política. Lo normal es que antes de aprobar una medida cualquiera se produzca un planchado de la opinión pública. Se vaya sugiriendo la necesidad de actuar de tal modo, se filtre algún informe, que se vayan sucediendo declaraciones como en una lluvia fina que vaya calando en la opinión pública.
El método asombroso de este gobierno es exactamente el contrario. Primero convencen a la opinión pública, a quien se deje convencer, de lo nocivo que sería aprobar algo, para luego aprobarlo.
Imagínense a cualquier mente militante, creyendo ayer mismo que una reducción del IVA del gas era una malvada propuesta neoliberal que acabaría con el Estado de Bienestar. Quien sabe si incluso logró convencer de ello a algún amigo, que ya creía que el elevado precio del gas tenía una contrapartida luminosa, porque la recaudación extra del Estado permitiría sufragar las sanidad, la educación…
Hoy, lo primero que debe saber cualquier mente, militante o no, es que hay muchos Sánchez en Sánchez.
El IVA del gas pasará del 21% al 5%
El IVA del gas pasará del 21 al 5% y sobre todo no va a haber discusión alguna en el próximo pleno del Senado en el que debatirán Sánchez y Feijóo.
Lo sorprendente no es que Feijóo esté de acuerdo con esta medida anunciada por Pedro Sánchez. Lo sorprendente es que esté de acuerdo Pedro Sánchez porque sus ministros, he contado hasta cuatro, ya nos habían convencido de que eso no era posible porque no era deseable.
Otoño caliente
Lo del otoño caliente es un tópico aborrecible. Las advertencias que usted, ciudadano, ha recibido sobre lo que se le viene encima este otoño han sido tan alarmantes, tan persistentes, tan estruendosas, que al final hasta el apocalipsis le resultará decepcionante.
El verdadero desafío que tenemos quienes nos dedicaremos a informarle, si usted lo tiene a bien, esta temporada va a ser explicarle lo que está ocurriendo o lo que va a ocurrir sin llegar a convertirnos en unos verdaderos cenizos. Pero lo que tampoco podemos hacer es hurtarle la realidad. Y la realidad es que no solo España sino todos los países europeos están barajando hipótesis catastrofistas. Las hipótesis más catastrofistas.
Hace unas horas se produjo una nueva interrupción del flujo de gas del Nordstream que ha hecho que la Unión Europea se pusiera muy tensa. Porque no se cree la excusa del parón técnico que Rusia adujo para cortar el gasoducto que surte al continente. Esto no es una anécdota, sencillamente, el que Putin decida cortar el gas es algo creíble. Incluso algo más que creíble.
España está discutiendo nuevas medidas de ahorro energético, en una segunda ronda de restricciones, regulaciones… que entre otras cuestiones contempla la posibilidad de un racionamiento del gas a la población. El Gobierno lo descarta, pero es que el Gobierno debe descartarlo y a la vez que lo descarta ante los españoles, lo incluye en los planes de contingencia que envía a la Unión Europea.
Si usted abre hoy el periódico verá, por ejemplo, que se ha disparado la venta de leña y de chimeneas en el mes de agosto. Dicen los empresarios del sector que venden el triple que el año pasado.
No son las mejores perspectivas para afrontar la vuelta al trabajo, a la rutina, después del verano, me hago cargo. Hace unas horas, la vicepresidenta Nadia Calviño pasaba por los micrófonos de 'Julia en la Onda' y hacía una lectura, no sé si optimista, yo diría que al menos es una lectura animosa de cómo la economía española está resistiendo.
Calviño resiste
Es el manual de cualquier titular de Economía. Lecturas positivas. Crisis improbables. Creo que es mañana cuando conoceremos los datos del paro y la afiliación a la seguridad social de agosto. Va a ser un buen indicador de si Calviño está o no acertada en su animosa lectura de la economía española.
El curso para la vicepresidenta económica ha comenzado como terminaba, con un nuevo desencuentro con Yolanda Díaz, que está ahora en un redefinición o actualización o reinvención del sindicato vertical, según la cual las movilizaciones la agita el propio el Gobierno, que es quien alienta a las centrales sindicales para levantarse contra las injusticias de la patronal. En esto Yolanda Díaz coincide con Podemos, en que es experta en esta política híbrida que consiste en tener un pie en la moqueta y la otra en el asfalto. Calviño no se ha referido directamente a su compañera de Consejo de Ministros pero les dejo que interpreten ustedes mismos a qué se refiere Calviño con este llamamiento a la moderación en las negociación con los agentes sociales para un pacto de rentas.
Ayuso defiende que la decisión final de abortar sea de la menor
Este es un tema interesante. Por más que en su día el Partido Popular recurriera la ley de plazos al Constitucional, si vuelve a gobernar no va a derogarla. De hecho pudo hacerlo cuando Rajoy disfrutaba de una gozosa mayoría absoluta. Pablo Casado decía que había que volver a la ley de supuestos del 85, pero eso es cháchara política, sencillamente no se quiere meter en ese lío y por eso casi le viene bien que hiberne la ley en el Constitucional.
Pero la única modificación que hizo a esa ley fue precisamente en eso en la necesidad de un consentimiento paterno para que una menor de 18 años pudiera abortar.
En realidad lo que ha dicho Ayuso es que los padres no puede obligar a una hija a que lleve su embarazo a término si ella no quiere, igual que no la puede obligar a abortar. Pero es una noticia, porque en esto la política del Partido Popular no está del todo definida y es un debate que se avecina.