Comenzamos con las masivas protestas sociales. "El Gobierno parece estar viviendo el estallido social recién nacido como si fuera un estrépito ajeno de una casa que no es la suya. Hay bronca en casa del vecino y a mí no me afecta", apunta Lucas. Y es que Sánchez insiste en que la recuperación de España es positiva. En su mundo parece no existir el conflicto del metal en Cádiz, el hartazgo del campo o el paro en el transporte.
Nada de esto baja al socialista de su mensaje de optimismo fake, ya que él mismo sabe que es falso. Nadia Calviño recuerda que estos conflictos tienen naturaleza distinta, lo que es verdad, pero no se deben analizar desde puntos de vista distintos.
"Lo que subyace aquí es la consecuencia patente de la subida de precios provocada por la escasez de materias primas y el incremento de los combustibles, unido en el caso español a problemas estructurales graves como el paro", añade. "Por mucho que lo niegue, afecta al Gobierno y me temo que no ha hecho nada más que empezar".
Después de que el Supremo dictaminara que en Cataluña se debe garantizar el 25% de la educación en castellano, la Generalitat ha recalcado que no lo cumplirán y el Gobierno considera que no harán nada porque no es su competencia.
Pere Aragonès le ha pedido a Sánchez que se posicione en contra del Supremo. Además, habla de unidad de la comunidad educativa catalana y no tiene claro como funciona el Estado, ya que él también es Estado al ser presidente autonómico. Fue él quien acudió al Supremo a recurrir otra sentencia.