Baja la presión en Ceuta, cierra Marruecos, pero ha ganado el pulso. Ha conseguido provocar un problema de orden y salud públicos en España. La rápida respuésta de Sánchez quedó diluida por el error en traer al líder del frente polisario a España. Parece que para Marruecos sí fue una agresión. La gran señalada es la ministra González Laya.
Ni siquiera en un asunto de estado de tal calibre hay consenso en el Parlamento. Ni Sánchez escucha ni Casado pisa el freno, aunque en su caso ejerce la oposición. Para sordera la que hoy ha demostrado una diputada de la CUP, Mireia Vehí. "A los niños el Gobierno español le responde con soldados", ha dicho la diputada y Lucas responde, "o es una manipuladora o no se entera, o las dos cosas". Es la miseria del mismo cariz de los voceros de la extrema derecha que han calificado el abrazo humanitario de una asistente de Cruz Roja a un inmigrante, como un sucio tocamiento. "Qué tiene esta gente en la cabeza", se pregunta Lucas.
Marruecos ha vencido pero ha demostrado su nulo respeto por los derechos humanos. Mandó a su gente a ahogarse, gente desesperada y blancos fáciles para la desesperación.
¿Qué pasa con las vacunas?
Y nos queda la expectativa abierta en torno a las vacunas. Sigue la polémica de donde dije digo, digo Diego. Ahora los menores de 60 completarán su pauta con Pfizer, pero la vía sigue abierta para que pueda ser AstraZeneca. Pero todo es muy raro y comunidades como Castilla y León y Madrid insisten en la decisión avalada por la EMA.
