Se le nota mucho al Psoe la ansiedad preelectoral. No es que sea un fenómeno que no contamine a todos los políticos. Imaginen como está Casado con la incertidumbre de Mañueco. Ayuso con el sí a Vox o al decir que la Iglesia ha dejado mucho arte y solo se habla de los abusos. O Podemos haciendo cuenta de lo rentable o no que le puede haber salido lo de las macrogranjas de Garzón. Pero algunos comportamientos denotan un oportunismo muy flaco de escrúpulos.
El compromiso que ha adquirido el Gobierno con la España vacía, anunciado inversiones. Con nuestro agotamiento, quitando la mascarilla. Con los trabajadores en la base de la pirámide llevando el salario mínimo hasta los 1000 euros. Y hasta con los jubilados hartos del infierno de la tecnología, tiene un tufo electoral difícil de disipar. En un día con tantos regalos del Gobierno, a unos días de las elecciones en Castilla y León es difícil sacarlo de la cesta.
Anuncia el Gobierno un plan de actuación para modernizar el sector rural y crear 16.000 puestos de empleo. La gran revolución en vísperas electorales. Como lo del salario mínimo que irrita a empresarios y a los pequeños y autónomos que se muestran muy crítico con la medida y consideren que hace "un daño terrible a esas empresas y a pensionistas que tienen una persona para su cuidado".