Sin apoyos, el presidente del PP, Pablo Casado, ha evitado por el momento su dimisión, pero ha cedido ante los barones, la mayoría de su cúpula y los pesos pesados del Grupo Parlamentario Popular que le pedían la convocatoria de un Congreso Extraordinario urgente y la caída del secretario general, Teodoro García Egea, que finalmente se han producido.
Desde que la semana pasada estallase la guerra entre Casado y la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, el PP va de shock en shock. Las últimas horas han sido de vértigo en el principal partido de la oposición, en el que reina la sensación, entre dirigentes de toda índole, críticos y también hasta ahora afines a Casado, de que la situación es "insostenible" y el presidente del PP está ya "amortizado".
Mientras, el presidente de la Xunta y líder del PP gallego, Alberto Núñez Feijóo, ha elevado la contundencia de su mensaje para advertir que el PP necesita ya "cambios, nuevas etapas y nuevos horizontes", antes de subrayar que "todos" en el partido están llamados a trabajar para buscar una solución a la crisis interna y a "tomar decisiones", empezando por él mismo, que lo hará en función de lo que le "pida" el partido.
"Todos, yo entre ellos, debemos tener la responsabilidad de estar a la altura de las circunstancias. Todos somos responsables de la situación y todos debemos estar a la altura de las circunstancias y tomar decisiones, yo entre ellos. Tomaré las decisiones en función de lo que observemos en el partido y el partido pida que haga", ha sentenciado, en declaraciones a los medios en un acto en Pontevedra.