El hospital infantil universitario Niño Jesús registró en el año 2020 un aumento del 20 % de los ingresos por trastornos de alimentación, principalmente anorexia nervios o bulimia.
Dicen los especialistas que "el confinamiento prolongado, el aislamiento social o el cierre de las escuelas" a causa de la pandemia "han podido precipitar o agravar algunos problemas mentales previos".
Otros factores de riesgo derivados de la excepcional situación son "la modificación de las actividades o rutinas de la vida diaria, la restricción social, el incremento y mal uso de las redes sociales y una mayor incertidumbre y miedo como efecto emocional negativo de la pandemia", al tiempo que se han reducido elementos "protectores" como el apoyo social entre compañeros y familiares.
El incremento de casos no se produjo en la primera oleada, si no en los meses posteriores. Por eso, además de en mayor número los pacientes han llegado en peor estado.
Estos trastornos afectan sobre todo a adolescentes de entre 12 y 17 años, y mayoritariamente a chicas, aunque cada vez hay más casos de varones. También se consolida desde hace años una tendencia de edades tempranas. Ya hay ingresos de niñas de 7 y 8 años con anorexias, incluso menores de 6 años en tratamiento sin hospitalización.