La primera referencia que se tiene de estos fenómenos lumínicos data del Siglo X y cuenta que los dioses paganos hechizaban a las damas para convertirlas en almas iluminadas que vagarían durante toda la eternidad. Este séquito de luces acabaría convirtiéndose en la famosa Santa Compaña. Otro caso, es el de 'La luz del Pardal', un fenómeno por el cual entre los municipios de San Pedro y Casas de Lázaro (Albacete), se encuentra el camino que lleva hasta la finca La Quéjola, donde, según cuentan, aparece con frecuencia una extraña luz que confunde a quien la ve, pues se comporta de forma inteligente y se escurre realizando imposibles maniobras que desafían cualquier explicable efecto óptico. Lorenzo Fernández y Josep Guijarro nos hablan de estas y otras luces de difuntos.